jueves, 11 de diciembre de 2003

El fantasma del Arco del Mercado


Es un vecino fantasmal, pero existe. El Arco del Mercado existe. Si se ha visto su fotografía, plantado a la entrada de la calle mayor, junto al Parque de Isabel II, en al menos una ocasión, se sabrá que allí permanece. No son manías de viejo ver lo que hubo. Está en la memoria. La desaparición de objetos, verdaderos testigos ilustrados de lo que sucedió, acompañantes fieles de una época, tiene el inconveniente de que altera la memoria, de que va en contra de el deseo humano de reencontrar con la mirada la propia infancia, auténtica patria del hombre.

La historia la conocemos por el soberbio trabajo de investigación de Pedro Miguel Barreda, vecino ilustrado de nuestra tierra. En “Construcción problemática y derribo polémico: el arco del mercado” –Institución Tello Téllez de Meneses, Dip. Prov.) se encuentra toda la intrahistoria, los datos. 56 firmantes apoyaron su demolición. Otros 56, casualmente el mismo número, defendieron en un escrito que no se cometiera tal barbaridad puesto que había un Informe de la Academia de Bellas Artes de San Fernando que definía al monumento como «aceptable y digno de ser conservado». El escrito de los 56 vecinos autodenominados entonces «vecinos de la ciudad, amantes de sus glorias y recuerdos» no logró su objetivo. El Arco de Mercado construido en torno a 1790 es demolido.

Ahora, antes de cumplirse el centenario de su demolición podemos interpretar esa historia. ¿Por qué en 1909 fue borrado de la memoria social de los palentinos un monumento que hoy sería referencia y emblema? Una interpretación posible: ese objeto, un Arco, despertaba una significación extraña a alguien, y excusando en que molestaba al tráfico o que impedía las vistas desde una casa próxima, propone reiteradamente su demolición hasta conseguirlo. No era el objeto en sí lo que molestaba sino la representación intolerable. Su valor de símbolo.

Cuando se pasea una ciudad que no es la propia, no es extraña la extrañeza, e incluso el malestar -que a veces surge inexplicablemente de repente como saben muy bien los turistas asiduos- al contemplar algún objeto que provoca una significación determinada. Por eso si uno va a París y quiere darse una vuelta por las Tulleries, y ver a Juana de Arco frente al Louvre, sabe que ninguna ordenanza municipal reguladora del tráfico permitiría su traslado o demolición, y eso que es una estatua que molesta en especial a los conductores.

Un monumento, aunque no conmemore ningún hecho relevante, y ese era uno de los argumentos esgrimidos por los detractores del Arco del Mercado, forma parte de una ciudad, de sus fisonomía, de su estilo, de sus objetos privilegiados, constituye su agalma. Hoy nadie apoyaría desmontar el Arco del Mercado. En nuestra tierra a falta de tecnología punta las piedras pueden ser el futuro. Las del Arco fueron primero al Matadero Municipal, y hoy yacen de pilares del Puente de Hiero vallisoletano. Las últimas salieron a la superficie recientemente con motivo de unas obras.

Ningún monumento palentino debiera correr la suerte del Arco del Mercado y dejar de ser vecino ilustrado. La categoría de fantasma le da peso real, sin duda. La fantasía, el fantasma tiene peso, insiste, vuelve, se repite, organiza nuestra vida imaginaria. Nuestros fantasmas interiores, sobre todo, deciden, aún sin darnos cuenta, la toma de decisiones en los momentos claves de nuestra vida: algo que sólo puede saberse a posteriori. Es por eso que sabemos, aún cuando no queramos enterarnos, que una lógica se desprende de la misma y continuada manera de elegir nuestros objetos, de elegir nuestra pareja, de elegir qué estudiar, dónde viajar. Desentrañar esa lógica lleva su tiempo; desentrañar la lógica que presidió la decisión de demoler el Arco del Mercado nos lleva a formular la paradoja del Arco del Mercado.

La paradoja de que un monumento es demolido porque molesta a la vista. Y casi cien años después gracias a las fotos y a los historiadores no se puede borrar de la memoria colectiva: cada vez que un vecino ilustrado pasa por el lugar donde estuvo se encuentra con el Arco. Ve su fantasma. Su ausencia delata su presencia.

©Diario Palentino. VECINOS ILUSTRADOS. Publicado el 11 de diciembre de 2003.


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