jueves, 31 de octubre de 2013

Anorexia lectora

                                           

Los adolescentes se sustraen de la lectura, no ‘se comen los libros’, simplemente estudian para los exámenes. Y como la ideología de la evaluación se traduce en constantes pruebas de evaluación, los adolescentes encuentran la excusa de que no tienen tiempo para la lectura. Hacer creer que se puede estudiar sin leer es uno de los grandes logros de un sistema educativo que consigue bulimia de conocimientos académicos pero anorexia lectora.

Con frecuencia encontramos adolescentes incapaces de recordar el título de los dos o tres últimos libros leídos. A lo sumo diferencian los libros leídos obligatoriamente de los libros elegidos voluntariamente, y se constata que si leen lo hacen por obligación. Hoy nadie discute la idea de que los adolescentes ya no leen.

Obligados a estudiar, de nada sirve si no se logra encontrar placer en el estudio, más bien el odio a los libros. Es un fenómeno idéntico al de comer por obligación, el ser atiborrados de papilla asfixiante, cuando los adultos confunden los cuidados con el don de amor lo que se obtiene es un rechazo alimenticio. La modalidad de rechazo al alimento puede ser ora como instrumento de separación de los adultos, ora como modalidad defensiva, o bien como forma de pedir otra cosa que no alimento, y finalmente como un simple goce ilimitado que consiste en mostrar un deseo insatisfecho, en desear no satisfacer el deseo del Otro.

Eso que se obtiene en la anorexia con ese rechazo, trato de traspasarlo a la anorexia lectora de los adolescentes que nos rodean, busco la explicación a su rechazo a leer, a comerse los libros.

Entiendo por un lado que no lean por imitación, puesto que no ven a demasiados adultos lectores a su alrededor, pero no siempre es así, y a veces, por más que vean en su entorno amor por la lectura, se presentan como lectores anoréxicos. También entiendo que la prisa actual va contra el relato y la espera, pero pienso también en otros motivos más profundos para esta epidemia de anorexia lectora.

Goce apasionado por la ignorancia, un exilio de la cultura, una forma de separación del mundo de los adultos, un refugio en las sucesivas guaridas adolescentes. O una forma de defensa, de amurallarse el adolescente anoréxico lector (como hace el fóbico), resguardándose de los peligros que intuye en la lectura.

Quizá el peligro de la anorexia lectora del adolescente sea tan grave como el rechazo alimenticio y de la misma guisa que el rechazo a jugar del niño pequeño y el rechazo a reír del adulto.

Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 31 de octubre de 2013






1 comentario:

dani lis dijo...

He de decir que me ha encantado el tema y sobre todo la manera en la que lo abordas. Un saludo