He
visto estos días una película muy paradigmática de nuestra época. Se trata de Flight. Protagonizada por Denzel
Washington aborda un vuelo de avión pilotado por un comandante muy particular.
Un tipo incapaz de decirse la verdad, no estropearé el final. Incapaz de
decirse la verdad es el nombre de muchos sujetos de nuestra época, que se
mienten impunemente.
En
este caso la mentira tiene que ver con su adicción a la bebida, aderezada con
la habitual cocaína. Un cóctel de nuestra época, se diga abiertamente o sotto voce. Es finalmente lo que nos
cuentan aquellos valientes que se desafían y se dicen la verdad.
De
las adicciones más de ahora hay que recordar la de la adicción al culto al
cuerpo, tildada de epidemia. Reconocer que se tiene esa adicción es un
imposible, entre otras razones porque al ser muy extendida, al ser apoyada por
la industria creada en torno al cuerpo: cirugías, escarificaciones, moda,
gimnasios, spas, farmacopea, coachings
varios, culto a la autoestima, técnicas para reforzar el imaginario yo….Todo ese cártel mercantil contribuye
con su bombardeo publicitario a ese enganche con la adoración a la imagen
exterior del cuerpo propio.
Pues
bien, se requiere del concurso del héroe para salir de algunas adicciones muy
publicitadas por la época. Lacan definía al héroe trágico como alguien que
podía ser traicionado impunemente, y, como se muestra en Flight, es verdad que un héroe moderno es aquel que logra salir del
circuito de la adicción, donde se encuentra en la más absoluta de las
soledades, la que encierra al sujeto con su goce, donde está solo con su
auténtica pareja de vida: su goce con el objeto con el que goza, sea éste la
bebida, la coca, o su cuerpo propio.
Como
el jugador que cree dominar su adicción, su pasión por perder; como el
alcohólico, que se niega a reconocer que lo es; como el cocainómano, que cree
poder salir a capricho; como cualquiera que ha tenido o tiene una adicción,
tarde o temprano se topa con la culpa, con el tormento interior, pero esto no
es garantía de nada. El sujeto puede sentirse culpable, pero no responsable.
El
sujeto adicto comprueba en sus carnes que familia y amigos le abandonan, al
constatar que prefiere como pareja a sus objetitos. Esta película lo constata.
Sólo
un héroe, que se arriesgue a ser traicionado impunemente, alguien que
heroicamente obligue al sujeto adicto a no mentirse impunemente, puede voltear
la situación. Y ver los efectos de vida que tiene el no mentirse.
Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 17 de octubre de 2013.
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