viernes, 11 de octubre de 2013

Antonio Hermoso


        Estrenó en España la obra de teatro de Arthur Miller,Todos eran mis hijos, y penséque era un buen título para esta columna. Quizá la figura de Antonio Hermoso represente la de una autoridad capaz de sacar la mejor versión del hoy denostado paternalismo, y efectivamente muchos de sus alumnos de teatro, de jugadores de balonmano a quienes entrenó, y de clientes a quienes ayudócomo abogado pudieran decir que encontraron en Hermoso una figura de padre. Una versión óptima de la posición subjetiva de padre: alguien que limita a la vez que sostiene.

         No es fácil limitar el goce, y menos hoy que avanzamos en medio de una cultura del‘derecho al goce’, con lo que no hay placer ni displacer. Pero más difícil es sostener, no dejar caer, acompañar en viajes tormentosos, como cuando alguien sale por vez primera a un escenario, o se encuentra ante un juez que le puede retirar la libertad o sancionar. Pues bien, se sabe que ese difícil arte de limitar/sostener lo pueden ejecutar quienes cumplen la función simbólica de padre, quienes aceptan ‘ser como un padre’ ante quienes no tuvieron ocasión de tener un auténtico padre bien posicionado, un ‘primus inter pares’.

      Pero deseché el ‘Todos eran mis hijos’, y opté por el significanteAntonioHermoso, para titular la columna de hoy, porque no podía dejar de resaltar la condición de vecino ilustrado a alguien que leyótodo Shakespeare a los 15 años. Es decir, que en palabras de Harold Bloom, con Shakespeare viajó a la intemperie, a tierra extraña, y a la vez se sintió como en casa. Tal es así que de seguro esa lectura de adolescencia le permitióacercarse al teatro, y a la escenificación de las ficciones jurídicas, o los embrollos de la política con la distancia suficiente. Y al deporte, porque Hermoso que jugó en el Atlético de Madrid, división de honor de balonmano, desplegó en Palencia su afición entrenando a los primeros equipos de la ciudad.
    
      Hamlet no podía ni saldar la deuda ni dejarla pendiente. La ciudad debería de poder hacer otra cosa con los mejores, con quienes la hacen más serena, como demuestra el recorrido de Antonio Hermoso. Pondréaquí la voz a quienes a lo largo del tiempo hablan maravillas del Hermosoabogado, Hermoso amigo,Hermoso deportista,Hermoso impulsor del teatro palentino.

       En cualquier caso, como la nostalgia no es lo mío, le animo a que escriba una buena novela jurídico-policial, emule a Grisham, y vuelque en un libro lo que aprendió en su vida, en tantos y tantos dramas.Shakesperianos.  


Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 10 d octubre d 2013.


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