Feliz expresión del autor del bello articulo "De boca de los
adolescentes", que encontré recientemente. Winnicott decía que los
adolescentes eran 'solitarios reunidos'. Es cierto que en cierto modo cada
adulto también es un solitario, solo frente a su propio modo de goce, incapaz
muchas veces de comunicar en qué consiste ese muy íntimo modo de goce que
estructura su vida, sus elecciones, su carácter. Pero siendo cierto que la aventura
de la soledad ha de ser probada en alguna ocasión, el encuentro con ella es
agudo en la figura de la extrema soledad del adolescente.
Por eso, que a la vez que de su ser solitario, podamos fijarnos en su
versatil capacidad para reunirse con otros, merece atención. Ya sé que la
soledad tiene mala prensa, y que si hago su elogio excluyo lo patético de
alguna de sus manifestaciones, como el torpe deseo de aislarse, la reafirmación
permanente del yo, el narcisismo autocomplaciente y esa obsesión obscena por la
autoestima. No me interesan esos solitarios, que a su vez nos dan la lata
exigiendo aplauso. Nunca mejor solo que mal acompañado. Siempre mejor
acompañado que estupidamente solo.
Y para la ciudad no deja de tener consecuencias. Estuve el viernes pasado
en una presentación de un libro que lleva por título 'Soledad: Común', y era
justo el intento de conciliar las soledades con los proyectos comunes, con los
nuevos pensadores de la política y sus conceptos, "el Común", "la
Igualdad". Cómo hacer posible el respeto a las diferencias, a nuestra
singular subjetividad, con el impulso por lo que nos es común, cómo armonizar
la Igualdad sin caer en lo homogéneo. Cómo entender que sin lo radicalmente
heterogéneo no es posible una convivencia. Cómo preferir una ética del deseo, 'vivir
conforme a lo que se desea', y no una moral de formas o un aceptarlo todo, que
nos conduce siempre a la doble moral.
En ese
artículo de Winnicott, un adolescente expresaba: "Es malo ponerse en
contra de la ley, pero a veces es necesario". Una gran verdad. Y que ha
alumbrado revoluciones y cambios sociales sin los cuales hoy todo sería aún más
feudal. El sintagma 'solitarios reunidos' juega a favor de contemplar las
transgresiones adolescentes como búsquedas, como experimentaciones. Porque como
dice otro adolescente, algunos adultos, decentes y comprensivos, sí
que se recuerdan de que fueron jóvenes una vez.
Quizá a algunos adultos habría que decirles que ya no lo
son, pero que no importa.
Publicado en DIARIO PALENTINO, el jueves 7 de junio de 2012.
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