jueves, 14 de junio de 2012

Lo de ayer



Sabemos del poder creador del lenguaje desde Lacan, sabemos de los 'juegos del lenguaje' desde Wittgenstein, sabemos que el lenguaje 'hace' desde Austin, pero lo que no sabíamos es el extremo cuidado de nuestros gobernantes por mantener vivo a Guillermo de Ockham. No quieren entrar en debates nominalistas, no hay conceptos universales, dicen, hay ‘nombres’.

Ocurre que algunos ‘nombres’ son tabú. Cada gobernante tiene sus ‘nombres’ innombrables. Zapatero tenía aversión a pronunciar el ‘nombre’ crisis. Durante un tiempo prefirió usar otros como desaceleración. Rajoy no quiere proferir el ‘nombre’ rescate, usa ‘linea de crédito’ y, lo que me cautivó del todo, usa ‘lo de ayer’, así, en plan sintagma.

Que conste que entiendo a los dos, no les reprocho nada, al contrario, embuídos como están de ese síndrome que lleva como nombre el Palacio de marras, ya no pueden sino nombrar como nombran.   

'El modo de actuar humano común es el sistema de referencia por medio del cual interpretamos un lenguaje extraño' decia el lógico Wittgenstein cuando mostraba lo necesario de la referencia cuando visitamos otro país con otra lengua. Un amigo que estaba el sábado pasado en Oporto me contó que en medio de la atmósfera portuguesa y la pasión por el fútbol, con dos horas de previo antes del partido Portugal-Alemania, con banderas por todos los lugares, con una expectación máxima, y de pronto, y en medio de la retransmisión televisiva a cargo de la principal cadena portuguesa, he aquí que se suspende la emisión para anunciar una noticia extraordinaria: ‘España es rescatada’. Y después el debate político. Así nos interpretaron nuestros vecinos, así nombraron ‘lo de ayer’. Es el nombre de la comunidad internacional para referirse a 'lo de ayer'.  

Ahora bien, nada para explicar ese ‘lo de ayer’ de nuestro Presi como un cuadro de Magritte. Su título es conocido 'La traición de las imágenes (Esto no es una pipa)'. En él se ve una pipa y debajo una inscripción en francés : ‘ceci n’est pas une pipe’.   

En el fondo toda esta magia positiva, todos estos malabares con el lenguaje, todo este conjuro supersticioso nos viene bien a todos. A ver si poco a poco acabamos de convencernos de una vez por todas que la realidad no existe. 

Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 14 de junio de 2012.

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