jueves, 12 de abril de 2012

Christopher Slaski


Christopher Slaski, compositor de música para cine es un vecino de nuestra ciudad, quizá en el momento de enamoramiento, de admiración por la suave tranquilidad de nuestro entorno. Un intelectual, un artista, quizá nos sirva de ejemplo de lo que venimos escribiendo desde hace tiempo: asistimos a una gran mutación que va a transformar nuestra idea del trabajo y el tiempo libre. Entre Londres y Palencia transcurren sus días, de hecho esta semana ha brindado una conferencia en nuestra ciudad.

Merced a las nuevas tecnologías, Skype incluido, puede compaginar la creación y los ensayos a distancia con la asistencia a rodajes de películas, y además, dadas sus capacidades, recibir galardones y premios, como por ejemplo el Premio al Mejor Compositor Europeo Joven de Música para Cine en los Premios World Soundtrack 2009, o el éxito en el Festival de Cine de Málaga por la banda sonora de ‘La vergüenza’.

Christopher, a quien he conocido recientemente en Palencia en una Velada musical reducida pero enorme, ejemplo de buen hacer y de generosidad, representa el símbolo de cómo una pequeña ciudad es habitable y a la vez no impide el éxito profesional, especialmente de creadores, artistas e intelectuales. Ese destino de ciudad abierta al pulso intelectual no está mal recordarlo justamente este año que dedicamos a rememorar que aquí nació la Primera Universidad española.

Supongo que cuando nuestro vecino ilustrado escribe música para un Kevin Spacey, como en 'Beyond The Sea', lo pueda hacer tras un paseo por la calle Mayor o la orilla del río o la plaza de la Catedral, porque precisamente la inspiración aparece y no distingue si nos encontramos en una gran ciudad como Londres o en la Palencia de comienzos del XXI.

Un estudiante de Cambridge y de la Royal Academy of Music de Londres, que recibe en octubre de 2009 de manos de la World Soundtrack Academy el Premio al Mejor Compositor Europeo Joven de Música para Cine, es un paseante palentino. Nuestra época alumbra una nueva movilidad, una gran deslocalización, una nueva comunicación.

¿Y si resultara que nuestra pequeña ciudad se ganara la vida como hábitat de creadores, de artistas, de intelectuales que hallaran aquí el remanso de paz necesario para sus obras? ¿Y si los agoreros y otras especies fallaran su designio? ¿Se imagina el lector una ciudad creadora que tomara alguna vez el relevo a la ciudad cotilla?


Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 5 de abril de 2012

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