jueves, 15 de diciembre de 2011

Sherpa

En el Nepal, los sherpas, pobladores del Himalaya, viven desde hace 300 años. De entre ellos, algunos acompañan a los escaladores hasta la cima. Y vuelta. La difícil tarea del sherpa, acompañar. Con esa posición de desapego tan cara al psicoanalista. Y a algunas otras profesiones, especialmente aquellas que aún no han sucumbido a los encantos de la sugestión y el coaching.

Porque el sherpa no entrena, ni modifica la conducta. Le da igual el comportamiento. Su discreción y distancia es tal que nunca se afana en cambiarle a nadie, y le trae al pairo todo lo que no sea llegar a la cima.

Acompañar con desapego.

Subir como un viejo y llegar como un joven, es decir, dosificar fuerzas y saber esperar. Tal parecía ser el lema de los sherpas. Pero no estaría de más hacer nuestros esos usos, hoy, que todo parece indicar que la desorientación comanda las vidas de las gentes. Y que lo de saber esperar ha finiquitado. La satisfacción, el encuentro con el objeto de goce implica la no espera. Y además vemos jóvenes muy cansados de tanto acelere, y viejos con madera de adolescentes perpetuos.

Acompañar, sin prisas, y con desapego. El problema es que acompañar con desapego incluye la renuncia al ejercicio de poder alguno. Lacan lo dijo con su certero tino: «¡Hagan como yo, no me imiten»!

Promoverse como ejemplo trae lo peor. La identificación para, la diferencia empuja. Lo idéntico congela, lo distinto vivifica. Lo igual duerme, lo diverso despierta.

En los sherpas encontramos la metáfora perfecta para pensar de otro modo el estilo de acompañamiento. Cuando alguien desea hacer cumbre, cuando alguien busca un objetivo, podemos hacer como los sherpas, y acompañarlo con desapego.

O podemos volcarle nuestro modo de entender el mundo, nuestros valores, nuestra pequeña idea de la felicidad, y nuestro absurdo sentido común, más el habitual mixto de ideales y pasiones, y entonces de ese modo nos aseguraremos de que nunca se escuchará lo que se tiene que decir a sí mismo.

Cuando llega el 15 de diciembre me acuerdo de ese significante: sherpa. Son las trampas del archivo, los caprichos de la memoria, la más semántica.

Pero esa es otra historia. Ahora bien, ¿cómo olvida un sherpa?

Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 15 de diciembre de 2011

No hay comentarios: