lunes, 20 de junio de 2011

Enrique Delgado

Traigo a esta columna a un vecino ilustrado, universitario, profesor desde hace tiempo en la Universidad, en razón no de sus muchos méritos como trabajador incansable por nuestra ciudad, cuya tesis doctoral versa precisamente de Palencia, sino por una destacada intervención que tuvo el sábado pasado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
En realidad lo que me sorprendió fue el comentario de algunos asistentes, impresionados por la verdad de un argumento ya conocido pero no por eso menos certero: la apertura de la Universidad a la sociedad a fin de mostrar el momento de su investigación, el montante del conocimiento acumulado. Era la grata impresión que a muchos les produjo saber que en el seno de la Universidad alguien apostara no por el sumario de méritos, de puntos, de publicaciones que permitiera a los profesores lograr una excelsa carrera profesional sino que Enrique Delgado fuera a denigrar precisamente esa deriva universtaria que ha colapsado la fábrica universitaria, hoy máquina productora de títulos, de certificaciones, de validaciones, sin asomo de su función de producción de saber al servicio de la ciudad que no del narcisismo de los individuos que la habitan.

Al ver a nuestro paisano interviniendo al lado de otros profesores universitarios de Londres, de Barcelona, de Madrid y ver las reacciones de la Sala de Columnas, emblemático lugar, con casi quinientos asistentes a un Foro sobre 'Lo que la Evaluación silencia, y las servidumbres voluntarias', pensé en la función del intelectual en la ciudad cuando logra conectar con la gente. Por si fuera poco, más tarde le tocaría el turno a Amador Savater -su padre le dedicó en su día la conocida 'Ética para Amador'- recién llegado de #acampadasol, poniendo de manifiesto esa necesidad social que tenemos de disponer del intelectual. Porque las cosas no son como son, sino que hay que leerlas, interpretarlas, decodificarlas y después, explicarlas. Y para ello, hace falta disponer de las herramientas que tienen quienes han consagrado su vida al estudio, a la lectura, a la reflexión. Trabajadores como los demás, pero trabajadores intelectuales, cuyo tajo diario está en el aula, en la biblioteca, en el archivo, o en cualquier remanso de paz que les permite el pensar.
Palencia dispone de un Campus Universitario, la Yutera, construido merced al buen hacer de Enrique Delgado en sus tiempos de Vicesecretario General de la Universidad de Valladolid y de Vicerrector. No fue el único. Pero sí alguien muy importante para ese logro. Sus libros de Guía didáctica para escolares palentinos son ejemplo de aula abierta. El sábado, nuestro vecino dictó clase en Madrid.

Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 16 de junio de 2011.

No hay comentarios: