miércoles, 7 de abril de 2010

Sin palabras



Hay diez dispositivos que cambiarán nuestra vida. Es lo que cuentan quienes han estado en la última feria tecnológica de Hannover. La lista no tiene desperdicio. Los diez 'gadgets' que transformarán nuestras relaciones, nuestro tiempo libre, nuestro trabajo, nuestro vínculo social, presentan un elemento en común: servirán para ahorrarnos palabras tanto como para ser controlados y vigilados a distancia.

Aparatos que interpretan las órdenes que envía el cerebro, 'flipper' que se maneja con la mente. Vehículos que detectan situaciones de emergencia merced a electrocardiogramas constantes que se realizan al conductor. Teléfonos vigilantes, icatch, que pueden mediante una simple cámara en el portátil enviar imágenes completas de las dependencias de la casa. Med-O-Card, o tarjeta sanitaria que almacena toda nuestra historia clínica y de salud, artilugio que puede ser usado para ayudarnos en una emergencia, -o para segregarnos en función de nuestro rendimiento productivo, no se olvide-. PocketCinema que permitirá visionar cine de gran calidad, en cualquier espacio merced a este proyector, el más pequeño del mundo, dicen; luego fin al cine de barrio, etcétera. Cédulas de identificaciones digitales con lecturas que favorecerán el gobierno electrónico, y teléfonos llave, que permiten abrir la casa y conocer en tiempo real las personas que entran y salen de nuestra casa aventuran tiempos difíciles para escapar al control y a la vigilancia.

Un sueño para un J. Bentham y su panóptico, o dispositivo de vigilancia en hospitales, escuelas, fábricas y cárceles. En Palencia, esta construcción arquitectónica se pudo ver en la cárcel antigua.

Pero lo que me ha quedado atónito es el nuevo móvil: un teléfono para hablar sin pronunciar palabras. Así como lo leen. Merced a la técnica de la electromiografía es posible captar los movimientos musculares de la boca. Un teléfono silencioso. Imagino la gran ventaja: no estaremos obligados a escuchar las conversaciones de nuestros ruidosos vecinos que hablan por su celular como si estuvieran ante un megáfono.

Imagino el destino de nuestra intimidad. Ahora bien, me pregunto adónde irán a parar nuestros ´lapsus' al conversar, nuestros malentendidos, la permanente equivocación que nos acompaña en todas nuestras comunicaciones. La enunciación parece que morirá a manos de los enunciados. Y la subjetividad sólo dispondrá del diván.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues creo que me voy a decidir por este:

http://www.youtube.com/watch?v=iwPj0qgvfIs


se puede personalizar, también tiene sus actualizaciones, sus adeptos, sus adictos, sus freaks, sus foros, sus burgos (a cuánto quedará Gutemberg de Hannover, y a qué tanto éstas de Urueña) y guetos cercanos y lejanos (¿o serán ya su "ciudad de vacaciones"?), sus prensa especilizada, su mercadotecnia... y sus paraísos artificiales que son los nuestros, etc.

¿Que no?

Saludos

M.F.

Anónimo dijo...

¿Qué cosas, eh?
Pues creo que me voy a decidir por este:

http://www.youtube.com/watch?v=iwPj0qgvfIs

Se puede personalizar, tiene también sus actualizaciones, sus publicaciones especializadas, sus adeptos, sus adictos, sus freaks, sus burgos y sus guetos cercanos y lejanos (a cuánto quedará Gutemberg de Hanover, y éstas de Urueña, ¿no serán próximamente “ciudades de vacaciones”?); sus foros, y su mercadotecnia toda.
Y aun más, dependiendo de dónde y cuándo, su censura y su inquisición, su contrabando y su ley seca, siempre su viaje y sus paraísos artificiales…

¿Qué no?

Saludos.

MF