Seguramente una de las mejores películas que ha creado un palentino. La canción de Marta´, corto dirigido por Abbé Nozal, tiene guiños tanto a lo palentino, como en general a algunas figuras de la infatuación, sea un un pintor consagrado o un galerista pagado de sí mismo, o un empleado de banca sin máscaras.
Esta película premiada en New York, desconocida en Palencia, es un homenaje a las cosas sencillas tanto como la exaltación del talento creativo del autor que recrea algo de su propio mundo de pintor. En pocos minutos crea una de esas historias que hay que leer despacio para ser entendidas, a la vez que son bellas en su propia dicción, en su escena. Historia que atrae e impulsa a ver de nuevo una y otra vez como los buenos libros, seguros de que algo ha pasado desapercibido. Y no hay detalle no significativo: la Coral donde canta Marta es laica y lleva de nombre Voltaire, cartel que cuelga de la puerta del Instituto Jorge Manrique, guiño tan directo como la reflexión en torno a la materia de la que están hechos los cuadros de algunos pintores, o el olor a pintura. Sinestesia a lo Proust, y a la capacidad de algunos autistas para esta mezcolanza de sentidos, para oler colores o saborear sonidos.
Por otro lado la historia de una niña y su poder en el canto es un canto a los poderes de la infancia.
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