Una nueva figura de nuestro tiempo son los ‘ex’. Pasados novios y novias, anteriores relaciones, la mujer o el marido tras la separación. Una nueva figura en aumento, cada día pululan más ‘ex’, y no sin problemas. El comienzo cada vez más precoz de las relaciones amorosas y sexuales, el aumento de las separaciones y de las expectativas vitales, el fenómeno de la tercera y la cuarta edad, todo ello va contribuyendo a la proliferación de esta nueva figura de las relaciones personales: la relación con quien se finalizó la relación.
La ex-relación es una relación paradójica. Es una relación sin fin. Avanzaré mi opinión: hay que finalizar, hay que aceptar que todo tiene un fin, hay que superar lo que se opone en nuestra época a la permanente idea de que las cosas no se acaban. Mentira: se terminan. Y se dice adiós.
El enredo permanente, ad infinitum, no está trayendo más que quebraderos de cabeza. Una de las vertientes más evidentes es el uso por parte de los novios de la figura de los ‘ex’ para provocar en el otro constantes ataques de celos. “Cariño, ¿no te importa que quede con mi ex para tomar un café”? Pues, no, la verdad, al fin y al cabo es un buen amigo/a para ti. Pero por dentro el pensamiento es otro. Y todos lo saben. Puestos a hacer comedia italiana, podemos imaginar cómo pueden ser viajes y celebraciones conjuntas: tú y yo, mis dos ex, tu segunda ex, y nuestros dos hijos con sus respectivos novias, una de los cuales se hace acompañar de su ex, que el pobre está muy triste.
Otra vertiente es la continuación de la pelea. Parodiando a Clausewitz, -"La guerra es la continuación de la política por otros medios”-, el ex y yo nos seguimos peleando, tras la ruptura amorosa, las hostilidades toman otro tempo, otra sutileza y nuevas modas, pero las cosas siguen ardientes y la pelea aporta nuevos espectadores, nuevos aliados, y nuevos escenarios. Pero los ex siguen dale que te pego con su sempiterna canción de rivalidad imaginaria, y de deseo de dominio.
Y no falta a la cita del mundo de los ‘ex’ la turra que se lleva ‘mi actual pareja’. ‘Mi actual pareja’ es una santa, o un santo, que escucha y escucha las vicisitudes de la vida y milagros de ‘mi ex’. Por no hablar de los ‘angelitos’ de los ex, los niñitos del alma, insoportables ellos, pero a los que hay que aguantar, porque ya se sabe, por amor todo es posible.
Entre adolescentes y jóvenes raro es no encontrarse con una cohorte amplia de ex que pueblan la agenda del móvil, la lista de contactos del tuenti, el universo de los sueños y las fantasías diurnas, y organiza el laberinto de deseos y enigmas. Y se pretende mantener relaciones con todos y todas.
Un tiempo de sorpresas el que nos toca vivir. No siendo la menor la imposibilidad de dar carpetazo a las relaciones vividas, ante la dificultad para aceptarlas como hecho del pasado, circunscribiéndolas a un tiempo anterior, en el que todo fue como fue, debido a las circunstancias y encrucijadas de ese momento.
El escándalo de los amores no correspondidos sobrevuela la escena de los ‘ex’. El axioma es doble y se ejecuta en dos tiempos: por un lado si yo la amo es seguro que ella también, aunque diga lo contrario, pues los sentimientos siempre son inconscientes y recíprocos, se sepa o no, se reconozca o no. Algo que se pone muy de manifiesto cuando aparece la pasión del odio. Y en un segundo tiempo es de axioma el definir que ‘siempre quedará algo’, que no hay relación amorosa que no deje huella, que el resto es fecundo, y prueba de ello son los mensajes que ambos se siguen enviando, a través de los mil derroteros y las mil tecnologías posibles. Por todo lo cual, desde luego, este axioma empuja a seguir manteniendo contacto con el ex, hay que seguir a la caza del signo de amor, o a verificar la presencia del deseo inextinguible. Certezas, que a mi entender van muy bien desorientadas.
¿El lector tiene un/a ex? Que se tenga solo/a. Mejor que tenerlo, basta con serlo. Porque ¿quién no es ex?
Publicado en DIARIO PALENTINO, jueves 19 de febrero de 2009. Columna "Vecinos Ilustrados".
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