jueves, 27 de noviembre de 2008

Lo bueno, si breve. DIARIO PALENTINO. Vecinos Ilustrados.



 

Gracián fue certero. En su Oráculo manual y arte de prudencia, escrito en 1647, diseñó un recetario que es usado por algunos como guía de nuestra época. Pero la frase conceptista por excelencia fue "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Pertenece a El Criticón, obra cumbre de la novela alegórica. ¿Cómo pedir brevedad?

Artículos, conferencias, libros, series de TV, películas, parecen ser obra de una caterva de pesados. El ‘pesado’, personaje infame, que hace sufrir a quien le rodea, es enemigo del dicho espléndido, “las cosas se dicen una vez’. Por ello repiten y repiten argumentos, explican y explican y explican, pormenorizan recuerdos, hechos, citas. Ya no es que bajen al detalle, sino que detallan el detalle. Causan tanto aburrimiento a su alrededor, que, infelices, no se explican por qué los demás les huyen.

Cuando el pesado de turno se llama Funes, el memorioso, entonces nada bueno nos aguarda, pues imposible de que olvide nada, todo se recuerda con exactitud de  reloj suizo.

¡Al grano! constituye una de las expresiones felices que más amamos quienes odiamos a los pesados. Lo que se tiene que decir, si es importante, se dice en diez minutos o menos ¿o no?, lo cual hace inexplicable que se crean tan importantes como para hablar y hablar explicándonos sus ideas. De entre todos los robos, el de nuestro tiempo, puede que sea el más imperdonable. Además gentes que puedan estar hablando durante más de media hora y que digan cosas interesantes, bueno, la verdad, estará de acuerdo el lector, apenas existen un pequeño puñado de personas, algunas auténticos genios, y el resto se limitan a citar, a repetir, a cortapegar, a soltar obviedades.

Citar, está bien con límites, alguno de los cuales se aproxima al plagio o a la intertextualidad, fronteras difíciles de precisar, pero países muy diferentes.

Repetir, debería estar prohibido con multas leves, pero repetirse, clonarse, debiera de ser causa de cárcel, aunque tenga una lógica inconsciente muy precisa si examinamos el estatuto de la repetición.

Cortapegar es una enfermedad que ha traído Internet, muy burda, por otro lado.

Soltar obviedades pudiera ser justificable en el futbolista o similar quienes suelen hacer declaraciones previsibles, pero no en el intelectual a quien se le puede exigir una constante evolución en su pensamiento.

Jibarizar. Entrego esta palabra para los ilustrados vecinos, amigos del María Moliner. Y finalizo aquí, jibarizando así mi columna como lector del certero Gracián.

Publicado en la columna "Vecinos Ilustrados" de DIARIO PALENTINO del jueves 27 de noviembre de 2008.

 

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