jueves, 25 de septiembre de 2008

Los hombres que no amaban a las mujeres. DIARIO PALENTINO vecinos ilustrados 25 de septiembre de 2008.



Si no han oído hablar de Lisbeth Salander, seguro que tienen cerca a alguien así. Es un personaje de ficción, ya lo sé, protagonista de la novela exitosa homónima de la columna de esta semana. La chica presenta el perfil de los incorruptibles, de los que se niegan a dejarse manipular.

Y que reacciona ante la violencia que sufre, en tanto mujer. ¡Y cómo! Pero el pasaje de la novela que más me ha llamado la atención es el momento en que se describe su negativa sistemática a dejarse evaluar. Me llevaba directo al libro de Milner y Jacques-Alain Miller, ¿Desea usted ser evaluado?, donde se estudia lo que hay detrás del intento generalizado de evaluarnos, y al pasaje de Michel Foucault de Vigilar y castigar, cuando en “El panoptismo” menciona a las técnicas que han tomado el relevo inquisitorial. Y así, Lisbeth Salander, se negaba sistemáticamente a participar en tests psicológicos: “su completa oposición a todo intento de medir, pesar, estudiar, analizar o educarla”.

El autor, Stieg Larsson, ha muerto sin conocer el éxito increíble de sus novelas, millones de ejemplares en toda Europa, saludable crítica y versión cinematográfica en marcha. Sólo le dio tiempo a escribir tres novelas. Y su motivación fue, entre otras, defender la causa de las mujeres. Pensaba dedicar los beneficios de los nuevos libros a causas como la lucha contra la violencia sobre las mujeres. De hecho, se sentía culpable por no haber actuado de joven para impedir una violación, y el libro está salpicado de datos reales sobre los casos de violencia ejercida sobre las mujeres en Suecia y otros países escandinavos.

Como se sabe, países donde la educación alcanza los mayores éxitos en las cifras, países que ocupan las primeras posiciones en resultados cognitivos, y países donde más se da la violencia contra las mujeres. Ergo, la cognición no es suficiente, la educación no es suficiente, los planes basados en la ideología cognitivista no son válidos. Que se sepa. Lo que empuja a los hombres a pasar al acto y agredir a las mujeres no se puede abordar con medidas basadas en negar la existencia del sujeto del inconsciente, de la subjetividad, de la radical división subjetiva constituyente.

En Palencia se están celebrando estos días las VII Jornadas de Difusión y Estudios de Género “Otra Mirada”. El impulso de Isabel Rodríguez es determinante para que en nuestra ciudad se pueda acoger esta iniciativa, y se labore para cambiar las cosas, -Contra la violencia, ganas tú dirigido a adolescentes, es un ejemplo de otro programa inventado por la Concejalía de Igualdad de Oportunidades, Familia y Mujer-. Pues bien, esta edición lleva por título una pregunta. Una muy buena pregunta: ¿Y los hombres, cuándo cambian? Dos conferencias llaman la atención. Una se titula, “Las resistencias masculinas al cambio”, y la otra “Cómo hacer cambiar a los hombres en una sociedad en igualdad”, pero con un subtítulo revelador, “Políticas públicas y negociaciones privadas”: se ve que por un lado va la política oficial que recoge aspiraciones de la gente, pero por otro lo que esa misma gente hace en su vida privada. Ergo la inercia sintomática, la pulsión pura y dura, acéfala, que no se da a razones ni a programas, más la pura psicopatología, arman un cóctel inabordable con cursos y cursillos, con programas de sensibilización, con publicidad, con ministerios. Todo ello imprescindible, de acuerdo. Pero todo ello impotente para los cambios, y para el fin de la violencia, que no cesa.

Hay que asistir a las conferencias de estas Jornadas, como hay que pensar en las preguntas que nos formula Isabel Rodríguez desde el Ayuntamiento de Palencia, muy activo en las políticas de igualdad en proporción al tamaño de nuestra ciudad.

Como hay que esperar los dos libros finales de la saga de Milenium para seguir las peripecias de la joven Lisbeth Salander ya publicados en Francia, y que llevan por título La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Esperemos que sean tan atrayentes como el muy recomendable Los hombres que no amaban a las mujeres. Toda una investigación, una intriga, un enigma, una metáfora de las preguntas que todo hombre debiera formularse.

 

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