jueves, 7 de febrero de 2008

El nuevo perfeccionista



Hasta ahora un perfeccionista era alguien muy peculiar que buscaba ser don o doña perfecta en cada cosa que hacía. A partir de la irrupción de las nuevas ficciones científicas y sus consecuencias en la subjetividad moderna se amplía el campo de definición de lo que es un perfeccionista. El nuevo perfeccionismo se esconde tras la ingeniería genética. Hay en marcha todo un proyecto que cambiará de raíz nuestras actuales concepciones.

La ética del perfeccionamiento implicará que será preciso investigar si quien busca optimizar resultados no es sino el clásico perfeccionista, incapaz de conjugar combinadamente humildad, solidaridad y aceptación de la vida tal cual se va presentando. Incapaz de aceptar el no dominio sobre los otros. Tras la ética del perfeccionamiento aparece enmascarada la vieja ética del dominio.

Ya se puede seleccionar el sexo de los hijos, y otros muchos atributos que llevan a la expresión diseño de hijos a la carta. Y la frontera entre optimización, educación, cuidado, ayuda constante para contribuir al feliz desarrollo y mejora de los hijos se traspasa para pasar directamente al perfeccionismo mediante las nuevas técnicas que ofrece la ciencia.

Primero se empieza seleccionando el sexo del futuro hijo, después su cociente de inteligencia, más tarde se le dan hormonas para el crecimiento, y al final, de adolescente tardío, se le regala por cumpleaños una visita a la clínica para que se le haga un poco de cirugía estética, moda creciente que confunde imagen del cuerpo, identificación al ídolo habitual en el adolescente y subjetivación de los cambios corporales.

Y si se quiere que sea deportista y de élite, pues se sigue la política del padre de esas tenistas tan magníficas que arrasan en las pistas y de tantos y tantos padres que son capaces de cualquier cosa con tal de hacer de su retoño un number one. Lo llaman ‘hiperparenting’ y empieza a tener caracteres de epidemia de intrusión parental: padres que permanecen a escondidas durmiendo en los colegios universitarios para ayudar a sus hijos a pasar pruebas de selección, estudiantes sometidos a un estrés inaguantable para superar oposiciones, lesiones por exceso de entrenamiento deportivo en jóvenes cada vez más jóvenes, por no hablar de las nuevas sustancias dopantes para conseguir el triunfo a toda costay, en la expresión de burla entre ellos, no salir a competir ‘a pelo’, o el uso de anfetaminas, la medicina de moda para el abordaje del llamado TDAH, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, estimulantes muy controvertidos, prohibidos en países como Suecia, de moda ahora en España y que si bien contrarrestan la hiperactividad y consiguen buenos resultados en niños con déficit de atención, sus cifras de éxito, ellos que tanto aman las cifras, no pasan del sesenta por ciento de efectividad, sin que nos expliquen qué hacemos con el cuarenta por ciento restante a quienes no les funciona el metilfenidato.

Los nuevos perfeccionistas actúan como el ‘antojica’ de toda la vida. Eso veo, eso quiero. El Washington Post publicaría una noticia sorprendente: una pareja ha conseguido por medio de la ciencia hallaron un donante de esperma con cinco generaciones de sordos como avalsu bizarro objetivo de tener un hijo sordo. Para esta pareja, la sordera, que también padecían, no era una discapacidad sino un elemento de identidad, extraña idea que compartían con toda una comunidad nombrada como ‘orgullo sordo’. Este nuevo perfeccionismo se ve que no se detiene ante nada, no excluye lo imperfecto, pues persigue el dominio, lo que explica que también se busquen óvulos de primera calidad procedentes de donantes con especiales características brillantes como determinada altura, determinado C. I., determinada complexión…

Por no hablar de la búsqueda de la pareja perfecta, como si existiera.

Por mi parte, me quedo con la idea de aquel creativo publicitario: la arruga es bella.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La arruga es bella es lo que dijo la arruga de sí misma.
Hay quien busca la perfección, hay quien mira la vida pasar, hay quien se rinde, distintas formas de olvidar que dentro de cien años todos calvos.

Anónimo dijo...

Creo que esta afortunada frase se la debemos a Adolfo Domínguez: dijo la arruga es bella cuando quiso promocionar sus trajes de lino, cuya rugosidad no conoce ni corporación dermoestética ni toxina botulímica, por ahora...

FERNANDO MARTÍN ADURIZ dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Acabo de mandar a la prensael de mañana, se titula "El trastorno amoroso". Ya me diréis qué os parece...

Anónimo dijo...

mángeles: vaya por delante que entiendo que las arrugas no hablan, bueno no hablan mas que de las batallas perdidas y ganadas, de los pesares y tambien de las sonrisas, pero, no vamos a engañarnos, bellas no lo son, que se pueden exhibir incluso con orgullo, de acuerdo, pero, como soy un perfeccionista, me quedo con la lisura, en la piel y en la raya del pantalón.