jueves, 24 de mayo de 2007

Políticos







Desde Spinoza sabemos que la democracia no es deseable por procurar más felicidad sino por ser la suma de la potencia, según él la esencia, y sobre todo por traer más realidad estable. Sería un objeto bueno del mundo más, la democracia, a lo Aristóteles. Con el inconveniente de que se convierta en un imperativo categórico kantiano, y siendo un deber, pierda la frescura y la espontaneidad.
Aprendimos en el “Sabine” (Historia de la teoría política), que Spinoza quería gobiernos fuertes que a la larga, decía, eran buenos gobiernos. Otro tanto podemos decir de lo que se espera, hoy, de los políticos, se espera fortaleza y que no retrocedan ante el acto de gobernar.
La transposición de lo religioso a lo político, la secularización que disfrazó lo divino en el ropaje del rey, de quien encarna el poder, ha hecho que se siga viendo a los políticos con ese halo de fuerza superior cuando logran el poder y triunfan. Es lo que parece decir un Carl Schmitt, al estudiar la soberanía como un asunto teológico, tal y como muestra Miller en su magnífico De la naturaleza de los semblantes. Cuando Rousseau establece su origina fórmula de la soberanía no como la suma de voluntades sino como algo más que todo sumado, tensa el espíritu social con su fe infinita en la soberanía popular; desconozco cómo le fue con Hume, espero a leer el libro El perro de Rousseau, que me acaban de regalar, pero el ginebrino, que acabó solitario y paseante, psicótico desde siempre, incluso cuando ama el lazo social, es una lectura obligada para entender a los políticos.
La encrucijada del político de nuestro tiempo es no verse envuelto en la vorágine del día a día, en la gestión pseudoadministrativa, en el aburrimiento burocrático, y poder subirse a una atalaya para contemplar el horizonte desde perspectivas teóricas que alumbren su acción. O eso que se llamaba praxis.
Porque el temor que suelen mostrar a decidir entra en el terreno de lo patológico y en la subjetividad de la época.
En lo patológico por dos razones. Primero porque muchos políticos, orillados en la pasión neurótica, prefieren la repetición. O como le leí a Éric Laurent: “La guía de la acción del neurótico no es la decisión, sino la inercia. Como es culpable, siempre recomenzará”. Y segundo porque el circuito obsesivo lleva en su programa la postergación, el aplazamiento de la decisión sine die, ante su problema con la duda.
Y el temor a decidir que presenta el político lleva la marca de la época. Nuestro momento ha endiosado a la opinión pública, el nuevo tirano. Y se inclinan genuflexus ante este moderno diosecillo de hojalata, invisible, inoloro y de oxímoron, es decir, de silencio atronador.
Le hemos preguntado a un Ministro en una entrevista, para publicar en una revista de psicoanálisis y cultura de nuestra tierra, varias cuestiones entre las que destaca ésta: ¿podrían los políticos arrostrar a una opinión pública cuando consideren que está equivocada? Espero su respuesta con impaciencia, aunque habrá que esperar a que pasen las elecciones.
©DIARIO PALENTINO, publicado el 24 de mayo de 2007.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡que duro,nadie te sigue o qué!

Anónimo dijo...

Desde luego que si.
El crecimiento actual de la "información" y la alianza del periodismo, el cuarto poder con los otros tres, nos garantiza un futuro muy claro, todos a bailar al son que toquen los politicos (de un signo, del otro y los antisistema), los poderes economicos, y cualquier grupo de presión con alguna entidad.
Al que disienta, le caerá la opinión pública debidamente adoctrinada encima y a cambiar el paso, un, dos, tres, un, dos, tres ¡que bonito es bailar todos juntitos! y que ordenado.

Anónimo dijo...

Por cierto, Anonimo, yo leo este blog pero no sigo al autor.
A veces sus artículos provocan algún comentario y otras veces no, simplemente originan alguna reflexión íntima que como tal no precisa difusión. Los blogs no creo que sean bandera de enganche ni sitios donde promover seguidismo de ninguna clase. A más, a más, creo que la calidad de los blog se mide por la calidad de sus lectores, no por su número. ¡Toma ya!

Anónimo dijo...

Luism, ya veo tu "a más, a más". Te "percibo" debidamente adoctrinado.