lunes, 4 de junio de 2007

Electores



Los electores tuvimos nuestro momento. El hecho de elegir no duró mucho, un simple paseo hasta el colegio electoral. Las cábalas previas a lo que se ve tampoco, pues no ha habido grandes revoluciones. Los electores hemos votado prácticamente en todo el país a los mismos que gobernaban: hemos votado al poder. Para que siga detentando el poder.

Vota al poder tiene muchas lecturas. Personalmente no estoy de acuerdo con la permanencia en los cargos políticos durante más de un tiempo prudencial. Dónde sitúa cada uno ese tiempo de prudencia, a lo que se ve, varía ostensiblemente. Quizá hay quien piense que una década de alcalde o de presidente es suficiente. Si es cierto que las personas cambian mucho a lo largo del tiempo, el poder necesariamente ha de cambiar a la gente: es vox populi. ¿Son cambios a mejor? Los electores creemos que sí, puesto que seguimos votando a los mismos cada cuatro años.

La desesperación de este fenómeno es para los nuevos candidatos de nuevas organizaciones políticas que han manifestado con cierta sorna este dato: sota, caballo y rey, han exclamado, para referirse al hecho de que se prefiera a prácticamente los mismos representantes políticos en toda España. La expresión vuelco electoral ha pasado a mejor vida.

Candidatos son unos pocos, y a ellos corresponde agradecer su esfuerzo y su empeño por el bien común. Pero electores somos todos, incluyendo los candidatos. De todos los pequeños acontecimientos de estos días de elecciones hay un detalle que no me ha pasado desapercibido. Fue reflejado por el director de este periódico en una de sus editoriales. Se trata del misterio de una pequeña localidad palentina. Al parecer, concurrían un montón de listas electorales. Y en todas ellas, varios eran los candidatos. Pues bien, hay una, no importa el nombre, en la que los votos obtenidos son inferiores al número de candidatos. Ello quiere decir que quien se presenta a candidato por un pueblo, ni tan siquiera se ha votado a sí mismo. ¿Habrá votado a otro? ¿Se durmió? ¿No se considera buen candidato?

Que el deseo es el deseo del Otro lo sabemos. Que un elector sólo elige de entre lo que se ofrece también. Pero no votar a la propia candidatura requiere un análisis más sofisticado. Tanto como la perplejidad que nos asalta a muchos electores tras escuchar las valoraciones de los candidatos. Porque la cuestión no es quien ha ganado o perdido, que esto no es una competición deportiva o bélica -¿o a lo mejor sí, para algunos?-, sino que hay quien ha sido elegido y quien no. Los últimos son liberados de la responsabilidad de representarnos y los primeros tienen que empezar a cumplir con los programas por los que han sido elegidos. Quizá no convenga dar más guerra. Todos los vecinos y los electores agradeceremos que nadie enrede más. A lo que se ve, elegimos al poder para que siga su marcha silenciosa.
DIARIO PALENTINO, PUBLICADO el 31 de mayo de 2007

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