viernes, 20 de abril de 2007

ANSIEDAD y ESTRÉS


CURSO APA MARISTAS

ANSIEDAD Y ESTRÉS

Psicología y psicoanálisis de la ansiedad y el estrés.

Jornada: Día 18 de Abril (miércoles)

Hora: 16:30-18.15. PRIMERA PARTE

18:15-18.35 Descanso Café/té.

18:40-20.30 SEGUNDA PARTE

Contenido del curso (aprox.): El objetivo es promover una reflexión y cambiar alguna actitud más que ampliar conocimientos.

Conceptos elementales. Cuerpo, organismo, subjetividad. El ejemplo de las endorfinas. Desarrollos en psicoanálisis de la sexualidad. Psicosomática y psicoinmunología. Diferencia entre ansiedad y angustia. Estructuras psicológicas y respuestas subjetivas diferenciadas. La ansiedad, el estrés y las otras emociones. Abordaje no farmacológico de la ansiedad y el estrés. La respuesta de estrés: demanda y deseo del Otro. La pasión neurótica y el dolor. La ansiedad y el estrés de los otros: guía de ayuda. El objeto mirada y los otros objetos. Estrés y formas de lazo social. Estrés y subjetividad de la época. Estilo ansioso y momentos concretos.

Para tener síntomas es preciso tener un cuerpo, no ser un cuerpo”, Jacques-Alain Miller.

1. CONCEPTOS ELEMENTALES

La ansiedad es una emoción de los seres humanos. La angustia un estado afectivo complejo. El estrés es un exceso de información sin salida.

La ansiedad, expresable de manera diferencial[1] se divide en normal y patológica.

En los libros de texto se les dice a los bachilleres: “Las emociones son respuestas fisiológicas que se ponen en marcha ante determinados estímulos externos y surgen como respuesta al significado que otorgamos a determinadas situaciones[2]”. En esta definición la pregunta a formular entonces es acerca del significado que el sujeto da.

Ni la ansiedad ni la angustia ni el estrés son sólo respuestas fisiológicas del organismo. Centrarse sólo en esto es desconocer que son un lenguaje. Esencialmente son un lenguaje, un lenguaje a descodificar.

Es entonces básico definir el lenguaje: todo es lenguaje. Lejos de ser el medio para comunicarnos, habitamos un lenguaje, nos sumergimos en él. Por eso el lenguaje de las emociones es el que corresponde ‘leer’.

Estilo ansioso y momentos concretos: el estilo ansioso hay que desmontarle porque agota al sujeto y a sus próximos. Pero hay momentos concretos y grados de ansiedad. Y hay estrés a su debida razón lógica, es decir estilos ansiosos o momentos especiales.

Incluso hay quien dice que la emoción es un gran error, al decir que «la ansiedad es una equivocación emocional anclada en el hecho de percibir situaciones amenazantes (vitalmente) que son en realidad mucho más inocuas que el sentido que se les otorga»[3]. Olvida que el sujeto, no la persona, tiene las mejores razones para otorgar tal o cual sentido, y que se trata de ayudar a desvelar ese misterio.

Es asimismo pertinente diferenciar organismo de cuerpo.

La relajación no es el camino adecuado para superar la ansiedad y el estrés. Es la vía que aplaza el problema, es la política del avestruz. Hoy está de moda, se ha encontrado un filón económico en ofertas comerciales dirigidas a superar el estrés: spas, balnearios, viajes bizarros, nutrición[4], técnicas orientales, deporte, juegos variados, revistas de autoayuda. Todo se vende con la excusa de que sirve a los efectos de la relajación, lo que puede ser cierto con carácter transicional o mientras se gana tiempo. +

Pero sin el uso de la subjetividad, sin el despliegue de la búsqueda de la causa no hay solución.

Este curso entonces se inscribe en esta idea de la conversación, la conversación como técnica para superar la ansiedad y el estrés. Se inscribe también en la consideración del sujeto de la palabra y no en la consideración del ser humano como un objeto a modificar, sin ninguna responsabilidad exigible.

Corresponde pues, aprender a leer la emoción de la ansiedad, ‘leer’ el estrés y sus contextos, dejarnos orientar por la angustia. Ayudar a leer a otros, en especial a jóvenes y adolescentes. Sin uso del lenguaje, no hay modo de superar la ansiedad y el estrés. Únicamente habrá maquillaje, artificio, disfraz, postergación. Por no hablar de las técnicas farmacológicas y lo que es peor, del autoconsumo y sus peligros. Entre los que destacan el uso desaforado de alcohol y de tranquilizantes.

Básicamente los malentendidos se suscitan de principio entre la noción de organismo y la de cuerpo. El lenguaje hace de separador, de frontera entre ambos. Cuando nace el lenguaje el cuerpo se independiza del organismo y sigue una ruta que mezcla tres dimensiones, el cuerpo real, o cuerpo de goce, el cuerpo imaginario que privilegia la vertiente imagen, virtual, de percepción del cuerpo y la de cuerpo simbólico, que introduce el canon de cada época, la versión de cada momento histórico, su relación con el cuerpo máquina o el cuerpo que se transforma mediante las operaciones de ‘cambio radical’.

Un paso más es definir el concepto de subjetividad. Se trata de comprender que existe una división subjetiva en el interior del ser humano por la cual no logra controlar desde un punto central[5] sus decisiones[6], sus olvidos, sus lapsus, sus sueños, sus pensamientos, sus emociones. Esa división se explica desde el aserto de Sócrates hasta la cotidiana frase: “algo de mi no funciona, no sé qué me pasa”. La serie de los puntos centrales descubiertos a lo largo de la historia no satisface, y así el falso dilema mente-cuerpo permite entender cómo lo que se razona teóricamente se es imposible de llevar a la práctica cuando se dan las mejores razones lógicas para ello. Por otro lado, no hay que buscar en las profundidades, sino seguir a Paul Valery cuando dice que ‘lo más profundo es la piel”, es decir es en el lenguaje donde se encuentra el resorte que permite adentrarse en las profundidades del espíritu y en ir a la búsqueda de la inteligencia de sujeto, de la subjetividad.




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