lunes, 22 de enero de 2007

EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE


EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE


Para los vecinos más firmes defensores de la historia y de la teoría de los discursos, de la influencia de la vida social, de la biografía personal, de la educación, de la cultura, frente a los que confían solamente en la exactitud de las medidas o en los principios inmutables y en los dogmas del empirismo y el positivismo no hay nada mejor sino que repasar el famoso principio de incertidumbre de Heisenberg.

¿Quién era Heisenberg, y qué dijo? Recordemos. Se trata de un físico alemán, que en 1927 formula la imposibilidad de medir simultáneamente de forma precisa por un lado la posición y el momento lineal de una partícula, por ejemplo, un electrón. Eso ha dado pie a formular en ciencias sociales el conocido como principio de incertidumbre de Heisenberg por el que el acto mismo de observar ya modifica lo observado.

Este principio ha colaborado también en cambiar a la propia ciencia que se ha encontrado con la creciente idea de que no hay posibilidad sino de recurrir a la probabilidad. Un aire de humildad y de relativismo sopla desde entonces en la comunidad científica más sensible al mundo. Y por otro lado comienza la época dorada de la estadística.

Otro ejemplo similar a las consecuencias sociales del principio de Heisenberg es la relación causa aparente-efecto. De hecho se ha hablado de las implicaciones filosóficas de este principio de incertidumbre o indeterminación pues hay quien interpreta que el concepto derriba la idea tradicional de causa y efecto. Los lógicos suelen advertir de la confusión entre lógica y razonamiento, de suerte que los razonamientos habituales, los más cotidianos, los razonamientos deductivos condicionales están plagados de errores. Son del tipo ‘si p…..entonces q’. Es lo habitual de los comentarios en la calle; razonamientos que dan para discutir tardes enteras, pero que desde luego no tienen consistencia lógica.

Y nosotros creyendo que por observar no pasaba nada. Pues no. Y de todas maneras, todo vecino sabe esto. Que observar tiene consecuencias. Que observador y observado se transforman mutuamente. Y que los fenómenos aparentemente más naturales y objetivos son sorprendentemente más subjetivos de lo que nos pensamos. Un ejemplo son los colores, que no existen en la naturaleza, sino que dependen de la configuración sensorial de cada uno de nosotros. Por ello las cosas no son como son. En absoluto. Que lo que pensamos es la realidad, depende más de nuestra construcción histórica, es la realidad construida. Porque ¿cómo acceder a la realidad independientemente del conocimiento que tenemos de ella?

Este principio invita a no enmudecer en las cuestiones que nos afectan a todos por muy enrevesadas que sean. Precisamente entonces salir de la idea de que hay tribunales de hechos que nos desmienten pues dictaminan desde la objetividad y la segura certeza, es obligado para poder intentar entendernos en la plaza pública y devolver a la subjetividad lo que es suyo. Pues no hay objeto sin sujeto. Y se puede hablar.

©Diario Palentino. VECINOS ILUSTRADOS. Publicado el viernes 5 de noviembre de 2004.

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