jueves, 24 de marzo de 2016

ERIAL






Erial
            Ally fallaría ommes las bonas cardeniellas/ e las otras mejores que son las tempraniellas. En el siglo XIII, en El Libro de Aleixandre, ya se elogiaba a la uva de la Ribera del Duero, donde el cultivo de vitis vinífera encuentra en la noche de los tiempos su legado. 
            Tal es el caso de Epifanio Rivera, nieto de palentinos (su abuela era de Cisneros), y que junto a su familia se dispone a recoger en los próximos años el fruto de su intenso trabajo de años al situar muy arriba el vino Erial.
            Su familia siempre se dedicó a la viticultura. De hecho lo que más me impresionó de su relato del otro día en su bodega, fue que sus viñas de Pesquera de Duero datan de 1910 aproximadamente, y que durante cincuenta años han vendido la uva a la conocida marca Vega-Sicilia, de un pueblo cercano. Hasta que en 2004 sacaron el vino Erial. Y ya dos años nominado de los mejores de la Guía Gourmet, e incontables premios a cada feria que acuden. 
            La limpieza, rigor, conocimientos y honestidad con que vi trabajar un sábado a la tarde a los tres hermanos Rivera, da cuenta del éxito que les espera. A veces, para alcanzar un objetivo, sólo basta el deseo decidido de ir a por él.
            En el caso de Erial, y aunque Epi, que estudió Derecho, dice que en cuestión de buen vino el 90% lo pone la uva, aquí valdría añadir que se suma el manejo del saber extraer de la piel de la uva esos polifenoles mediante maceración, de saber en su momento impedir que salga el tanino, de conducir en una palabra el proceso que finaliza cuando el vino se embotella, se etiqueta, se vende a un precio honesto. 
            Y se cuida no vivir ni del nombre, ni de la fama, ni de la gloria pasada, pecado tentador para demasiados empresarios que acostumbran a enfermar de amor propio.
            «Hay vinos holgazanes, coquetos, locuaces o trágicos». Al menos eso enseña el húngaro Béla Hamvas en La filosofía del vino. Y añade, humorístico, «el hecho de servir un vino dramático en una agradable comida familiar evidencia una insensibilidad inmensa». De igual modo, para muchos de nosotros, los vinos del pueblo de Pesquera nos han acompañado en los instantes más diversos. Erial tiene pinta, desde que lo descubrimos con fortuna, de ser un vino recio, emblema de nuestra seriedad castellana, que alegrará nuestras horas. Y las mejores citas por venir.

















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