jueves, 18 de julio de 2013

Carlos Rodríguez Serrano



«Si puedes llenar el inexorable minuto 
con sesenta segundos de lucha bravía» del poema If de Kipling me evoca mi vecino ilustrado de hoy, especialmente en esta serie jóvenes de ochenta años que, a lo Baudelaireno presentan «la fatiga de dormirse y la fatiga de despertarse», paradigma palentino en la persona de DonCarlos.

Dedicada su vida a los jóvenes, su espíritu parece continuar impertérrito al paso del tiempo, ahora que ha sobrepasado los ochenta. Muchosjóvenes de cincuenta y de sesenta recuerdan su impronta y buen hacer, pero lo que quiero poner de relieve es que todos y cada uno de aquellos que fuimos sus alumnos, al menos con quienes he podido hablar a lo largo de los años, resaltan la singularidad de esa transmisión.

Singularidad de una transmisión. Qué imposible veo en nuestra época poder efectuar una operación de transmisión, más allá de cuál sea el contenido a transmitir, sin recurrir a los protocolos, los programas cerrados que han hecho de los educadores unos autómatas que se dirigen a un para todos sin distinción. Transmitir teniendo en cuenta la particularidad de quien es el alumno, de su personalidad, de su recorrido,supone un esfuerzo amoroso e inteligente por saber en cada momento quién es nuestro interlocutor. De atreverse a hablar a fondo, de atravesar las barreras, de desear dejar poso.

La singularidad de esa transmisión quiere decir que pasados los años, se puede evocar una idea, un enunciado que dirigido a nosotros, y sólo a nosotros, no ha formado parte de lo olvidable, y ha servido como esos dichos primeros que decretan, legislan, aforizan. Es la deuda, impagable, de quienes nos sentamos otrora en los bancos del bachillerato.

Hoy, que no es fácil orientarse entre la dispersión de relatos de la hipermodernidad, se buscan CarlosRodríguezSerrano que sirvan de ejemplo de integridad, honestidad y de fe en sus valores.
Profesor, leal servidor del Estado, concejal de nuestro Ayuntamiento, padre y abuelo de una extensa familia, a la que ha guiado unida en las vicisitudes más adversas, se podría decir que ha llegado a los ochenta con los deberes hechos, y a quien su recia juventud interior le impulsa de corazón –de Villarramiel, non comment a seguir luchando con fe y tesónPor eso sus exalumnos le rinden homenajes, se muestraentregado con su amplia familia, comparte su entusiasmo con su comunidad, con su parroquia, y por si fuera poco, atento a la realidad,envía y envía mails y powerpoints, y escribe cartas al director. Un día de estos seguro que lo vemos en Twitter.

Hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles, Brecht dixit.

Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 18 de julio de 2013.


1 comentario:

Agustín. dijo...

Valiente y certero artículo, D. Carlos lo merece.
Solo apuntar que no somos sus ex-alumnos, aún nos sigue enseñando y sirviendo de ejemplo con su vitalidad y sus firmes convicciones, y que lo siga haciendo por muchos años, necesitamos de muchos como él.