miércoles, 30 de mayo de 2012

La infancia bajo control

A lo largo de la historia la infancia ha logrado escapar al control de los adultos feroces. Entiendo por adulto feroz aquel que odia su propia infancia. Han sido los adultos ilustrados y comprensivos quienes se han puesto históricamente del lado de la infancia para impedir el control, los abusos, la colonización. Este sábado estaré en Sevilla en un Forum donde bajo el epígrafe 'La infancia bajo control', expertos de distintos países y profesiones se reúnen para manifestar su oposición a los nuevos mecanismos y artilugios que buscan ese control de la infancia. ¿Cuáles son los agentes y los instrumentos de este control? Es claro que los intentos clasificatorios que esconden la futura segregación por inteligencias o síntomas. Es claro que los 'mapeos' o búsqueda de esos agrupamientos sintomáticos. Es claro que todo lo que conlleve la palabra 'prevención' es un instrumento de control. Y no hay duda de que los agentes del control de la infancia no son sino adultos que no guardan buen recuerdo de sus años infantiles, adultos que han olvidado los años en que a menor control de los adultos mayor felicidad de los niños, y a mayor posibilidad de libertad, mayor de creación, de ingenio, de descubrimiento y de inteligencia. La medicalización generalizada de la infancia, nuevo yacimiento de beneficios a costa de la salud infantil, esconde también ese control abusivo de la actividad de los niños, de su atención en clase, de su derecho a la diferencia o a la detención. Por no mencionar el respeto que los adultos debemos de tener por la tristeza o la soledad en la infancia, derechos básicos sin los que no se concibe ningún orden posterior. Sabemos los efectos de educar niños robotizados e impedir satisfacer sus deseos, por muy erráticos que nos parezcan. ¿Podríamos evocar nuestras idas y venidas, nuestras búsquedas y despistes? Desconozco cómo logré escapar al control pero sé que lo hice junto a otros muchos compañeros y amigos que teníamos el saber inconsciente de que emprendiamos por nuestra cuenta y riesgo "el vuelo de un pájaro dorado y sin rumbo" (Martín Garzo 'dixit' del misterio del amor, en 'Y que se duerma el mar'). Que se duerma el controlador, el que quiere medicar a todos los niños sin excepción porque se mueven mucho y no atienden. Que se duerma el que quiere prevenir que no haya delincuencias. Un niño sin libertad, controlado, será siempre el sueño de un educador feroz. Porque odia su infancia. Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves día 31 de mayo de 2012, columna Vecinos Ilustrados.

No hay comentarios: