lunes, 17 de octubre de 2011

La auténtica pareja

Las formas de inscripción en el Otro, en la sociedad, en el lenguaje, en el mundo simbólico son tan variadas como diversos somos. De esta lógica, del modo en que hacemos nuestras las cosas del Otro se deriva también la elección de pareja, la amorosa. Pero en aparente segundo plano otra pareja se alza en la sombra como el lugar, el conjunto, el objeto, la persona o la afición con quienes mantenemos relaciones privilegiadas, y que podemos denominar nuestra auténtica pareja, no siempre confesable, y no siempre fácil de desvelar incluso para el propio interesado.
Para Freud su pareja era el saber, para Lacan, el psicoanálisis, para Caneja, la pintura, para Joyce, la escritura, para Borges, la literatura, para Mendelsshon, la música y para Lorca la poesía.

Para muchos su pareja real es su empresa, su negocio, y para algunos su pareja son sus alumnos. Para algunos la comida es su auténtico 'partenaire', para demasiados el biberón-bebida, y para una multitud el dinero. Y para otros las mujeres, todas, es decir, ninguna.
Para alguien esta su 'segunda' pareja puede ser el cine, y obtener de allí la fuente de sus otras elecciones de pareja, las amorosas, tal y como por ejemplo se desprende de lo que el palentino y nuevo duque de Alba consorte ha dejado ver.
De todas estas otras parejas sabe muy bien la 'primera' pareja, quien con razón recela del excesivo tiempo que se le dispensa a esa otra pareja, y del amor que se pone en la tarea.
Si pensamos en el excesivo número de gentes que tienen como auténtica pareja a su propio cuerpo, especialmente a su borde exterior, tarea que les consume horas, dineros, y todo su interés, estaremos de acuerdo en los peligros de la idiotez.
Pero aún más nos pondremos de acuerdo, querido lector, en que algunas 'auténticas' parejas nos pueden llevar al desastre.
Imaginemos por un instante que la 'auténtica' pareja de un político con responsabilidades públicas sea la nostalgia, evocar los tiempos del pasado, las costumbres y valores del pasado, los objetos de antaño y las ideas de sus antepasados. No es difícil fantasear con el tipo de políticas que tratará de imponernos. Suerte tendremos si no todos a su alrededor confían en un tiempo que no volverá, y logran despertarlo.
Despertar es precisamente lo que hace falta para salir del sueño de la adicción a las Otras parejas, de la felicidad absoluta que no existe y sus trampantojos. ¿Cuál es la auténtica pareja suya, lector?

Publicado en DIARIO PALENTINO, el jueves 13 de octubre de 2011.

1 comentario:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Me llamo Vicent Adsuara i Rollan, he estado 17 años en análisis y le doy la razón con lo de la nostalgia, a pesar de que la verdad no es lo importante del discurso sino su intención, no podemos volver hacia atrás, involucionar en la Historia, yo tuve en mi análisis tras la caída del Padre o Dios desde Nietzsche, la "idea" de una vuelta al padre inscribiendo este hecho en la dialéctica histórica, en el materialismo histórico, pero me di cuenta de que no era posible, incluso llegué a predecir en mi discurso el fin de la Historia, pero seguí mi instinto, es decir, mi deseo y retomé la optica marxista que junto con la freudiana, lacaniana o nietzschiana (nuestro yo no es nuestro) llegué a encontrar el deseo del Otro, del Padre o de mi padre, que ya creía perdido, y la verdad es que no preví un futuro celestial como Marx con su sociedad comunista, pero sí un estado cienciocrático al que habremos de controlar con espíritu crítico en el futuro.
¿Qué quien es mi partenaire? mi mujer, que entra del lado de lo Real, pero a la vez en la parte más del imaginario la lengua de mi padre y la escritura, y del lado de lo simbólico el psicoanálisis y la filosofía, también la literatura que junto con el materialismo histórico, el poder o la lucha por mis intereses forman mi nudo gordiano.
Y estoy de acuerdo con usted, el estilo es lo importante, yo aspiro siempre a él, y sin ser mi intención hacerle la pelota he puesto su blog en mis favoritos.

Un saludo

Vicent