miércoles, 30 de junio de 2010

El silencio de los políticos

Corre la especie de que los políticos han de callarse, y que los Mercados hablen. Basta leer algunos articulos, y cómo despedazan a los políticos. Basta leer a insignes economistas o escuchar a eso que se llamaa el español medio, (repleto de lecturas...y de infatuación). Basta oír en las tertulias que es mejor que acabemos con la política de una vez. Que las cosas son como son y que el mercado regula, manda, tiene sus líneas limpias de actuación. Y además es un asco, los políticos no se ponen de acuerdo. Pero no, es una trampa. Una cruel artimaña para primero silenciarles a ellos y después a nosotros.

El espacio público es una conquista de siglos, largamente soñada por los ilustrados de cada época. Los Ateneos, la conversación, el asociacionismo, los clubs de opinión, las Universidades populares, las conferencias, el arte, la poesía...no son un adorno extra, sino el instrumento para nuestro desarrollo, la ocasión de salir a la plaza publica, a la calle, al museo, a la tertulia. El espacio publico nos reconcilia con el ser humano y permite nuestro lazo social, intentar otra vez el encuentro amoroso, o asentar la amistad. La segregación, el auto exilio de los poderosos en los espacios alambrados y vigilados, alejados del ruido y la inseguridad de la ciudad, son el resultado de la deshumanización inherente al individualismo feroz que endiosa a los Mercados, y despotrica de los políticos.

El Mercado nos ha dado la ilusión del objeto, de que nuestra felicidad pasa por acumular objetos. Pero resulta que el objeto que andamos buscando es siempre un objeto perdido, por eso no nos falta ningún objeto, sino que hemos de aceptar que todo objeto tiene falta, todo objeto, real, fantaseado o representativo, concreto o abstracto, es imposible que nos satisfaga por completo. (Admito que ni mi iPad)

Los aduladores del jefe tienen nombre, piensan como totalitarios, que uno mande y el resto a callar. Los del Mercado aún no tienen nombre, pero son tiranos modernos, son la mediana, la moda y la media de la codicia de siempre.

Los Mercados anhelan un silencio cómplice en los políticos, y un silencio posterior en todos nosotros. Pero en 2010, y después de constatar su voracidad, seguir confiando en ellos y alegrarse de suvictoria ante la política y los políticos, es como confiar en los evaluadores, impostores que se hacen pasar por el Otro, la instancia que supuestamente todo lo sabe.

Ocurre que el Otro no existe.  

Publicado en DIARIO PALENTINO, el jueves día 24 de junio de 2010.  

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