jueves, 10 de diciembre de 2009

Empollones


Máquinas fotocopiadoras o ideas. Esa es la cuestión. El estudiante que empolla o el que piensa. El lector que comprende o el que almacena. Ebbinghaus o el recuerdo literal, Bartlett o el recuerdo con significado. Los que pagan por una máquina pero nunca pagarán por una idea. Los que leen o no entre líneas. Los que leen o no su propio inconsciente. Los que saben o no que sus sueños son interpretables.

En el asunto del empolle también está planteada la dicotomía entre los profesores que valoran las cifras, lo literal, el esfuerzo de memorizar, frente a quienes valoran la capacidad de relacionar, de clasificar, de conceptualizar.

Estudiantes que vomitan en los exámenes todo al pie de la letra tal y como viene en los textos han sido siempre muy aplaudidos. Mientras, los lúcidos han pasado generalmente a engrosar el etiquetado de vagos. Los primeros, popularmente llamados empollones de pequeños, luego, de mayores han resultado ser pésimos lectores, incapaces de entusiasmarse con un relato de Borges -salvo que sea el de 'Funes el memorioso', claro. Los segundos, grandes lectores han cultivado la memoria más semántica, la menos literal y fotocopiante, apasionados de la invención frente a lo trillado.

El escándalo de los universitarios que no leen nada, que cometen faltas de ortografía, o que creen que Wittgenstein es una marca de lavadora, y Fermat un nombre de empresa, es el resultado de una enseñanza basada en el absurdo de animar a empollar por empollar y encima premiar con 'dieces' a quien repite linea a linea, palabra por palabra, los apuntes o los libros de texto. En cualquier caso, el empollón tiene de su lado los conocimientos y por poco tiempo, mientras el buen estudiante tiene de su lado la sabiduría.

Es mejor pensar al saber como producto de una elaboración colectiva, y no como resultado individual de un esfuerzo empollón. La cultura, el saber, nos corresponde a todos, y cada pequeña aportación histórica por insignificante que haya sido ha construido el edificio en que se sostiene el acervo actual. El trasfondo es que optemos o por una pedagogía de cooperación o por una al servicio de la competición, el éxito, la disputa y la acumulación de conocimientos cada vez más vacíos de sabiduría. El diccionario define empollar como 'meditar o estudiar un asunto con mucha más detención de la necesaria'. Se podría aconsejar al empollón detenerse, pero en leer el propio inconsciente.

Publicado en DIARIO PALENTINO, el jueves 10 de diciembre de 2009.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si se piensa, se está solo.
¿quién le enseña a uno que si piensa, que si se sale de la masa, debe recorrer su propio camino en solitario?
¿Cómo compatibiliza uno el salirse de la mediocridad y vivir en ella para no perecer en el intento de la propia vida?
¿cómo hace una madre para "premiar" a su hijo por ser distinto y enseñarle a "ocultarlo" para no sufrir?
¿es tan bueno ser distinto desde el punto de vista de la felicidad?
¿la lucidez conduce a la felicidad?