lunes, 10 de noviembre de 2008

Obamanía. Artículo en LE POINT de Jacques-Alain Miller, POST en el Blog de la Asoc. Mundial de Psicoanálisis


ESPAÑOL
Mestizo y Hermafrodita
Jacques-Alain Miller
¿Cómo explica usted la Obamanía?
Por el hecho de que Bush se ha convertido en un objeto fóbico. Ahora, luego del diabólico Nixon de Watergate, America se ha entregado a un coro de niños que cultivó cacahuetes, Jimmy Carter. Bush hizo de hecho mucho peor que Nixon, se refugió con gusto en el rol del “enemigo de la humanidad”: rechazo de los Protocolos de Kyoto, desprecio por instituciones internacionales, política de guerra pre- vaciada, el derecho a torturar, el culto a la fuerza, chovinismo, etc.… Cheney, su vice presidente, fue apodado “Darth Vader”. El dúo se las arregló para hacer de los EEUU el Nuevo “Imperio del Mal”. Para los Americanos Obama es el equivalente de la redención. La amabilidad se encuentra toda en su cara. Él es un escuchador. Inclinado al consenso, respeta las creencias de otros (“podemos no acordar sin estar en desacuerdo[1]”), se vincula a las diferencias, aparece considerado con los pobres y los débiles, “todo el mundo es bello, todo el mundo es bueno.”
Sí, pero la fascinación por Obama va más allá de EEUU, se convirtió simplemente en un fenómeno global.
Esto por cuanto los Estados Unidos se mantiene como el único súper poder global. La Bushofobia se ha extendido por todo el planeta; es ahora lógicamente reversada en Obamanía universal. Obama es el hombre-espejo del Universo, “el hombre microcosmos” como fue llamado durante el Renacimiento, aquel que representa el mundo en su diversidad, que reconcilia en su propia persona las razas y los sexos: él es Africano, él es Americano, él es negro, él es blanco, él es un hombre y aún está muy a la moda, muy “maniquí” (“mannequin”) , casi femenino, él es suave, él es un ejemplo (de) “moda él mismo” (“coolness’ itself”), él puede ser dulce y al mismo tiempo es capaz de revelarse él mismo rudo, justo lo contrario a John McCain, que en momentos aparece disminuido, confundido, rígido (casi inelástico), imprudente e impulsivo, exponiendo una masculinidad agresiva que aparece ahora como simplemente desactualizada. Mestizo y hermafrodita, ¿quién lo dice mejor?
Con la Obamania estamos más allá del reino político; hablamos ahora de “esperanza”, esperamos “milagros” ambos en campos de la economía y la política, comparamos su “Si nosotros podemos” al “No tengan miedo” de Juan Pablo II.
Obama ha ciertamente cultivado de manera inteligente la imagen del Salvador y Redentor del mundo, ha prometido “sanar” y nos asegura “cambio”. Su genio consistió en no evadirse de lo “falso” (extravagancia) e hizo sin vergüenza o duda en el inventario de antiguos mitos, de las más antiguas creencias de la humanidad. Y esto le resultó a él, aún en nuestra época, la era de la ciencia y la irreverencia, aún cuando se supone que creemos en que ya no creemos más. Al mismo tiempo, su campaña utilizó de manera ejemplar las últimas modas y gadgets (artefactos) de la tecnología. Con conocimiento asumió el papel del Mesías, mientras modernizaba de manera repetida el rol con retórica de Hollywood: Obama habla como en una película.
Actualmente Obama es el hombre más amado en el planeta. Pero sabemos que la decepción es inevitable. ¿Podrá Obama ser capaz de amar y ser amado?
Esto es política cruda (pura). Obama hizo su carrera política en Chicago, donde las flores azules no hacen viejos a los huesos. Todo indica que al menos él no se toma a sí mismo por Obama. ¿Quién será su primer colaborador? Su amigo, otro oriundo de Chicago, Rahm Emanuel, él será el verdadero número dos: el hiper-eficiente político asesino a sueldo (hit man), alguien que no toma prisiones. Sin misericordia él operará detrás de las escenas, mientras en el escenario nuestro Santo John Chrysostom (boca dorada) canta arrullos (canciones de cuna) para nosotros.
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[1] La traducción literal de “disagree” es desagradable, pero por el juego de palabras en la frase “we can disagree without being disagreeable”, parece más apropiado traducir por “desacuerdo”.
Traducción AAdelaR

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