jueves, 6 de noviembre de 2008

Ni contigo ni sin ti. DIARIO PALENTINO, jueves 6 de noviembre de 2008.



 

Es uno de los posibles anudamientos de una pareja. Un lazo que anuncia un disfuncionamiento cotidiano. “Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio” define a no pocas parejas.

Porque, si se sigue la copla de Rafael de León, creo que basada en un autor anónimo, se ve la explicación acertada: en realidad el problema es que ‘contigo porque me matas, sin ti porque me muero’.

Da igual que el origen de una pareja sea un malentendido, en realidad todas lo son en cierto modo. Da igual que el nexo de unión sea un predominio de la vertiente más imaginativa, que da como resultado un buen número de parejas unidas por el amor especular de cada uno consigo mismo, es decir el amor basado en el mito de Narciso. Da igual que una pareja se constituya como resultado de un apoyo encontrado en el otro, que repita un antiguo apoyo infantil, parejas donde uno a otro se denominan más o menos en broma, papá o mamá, delante de sus hijos y aún cuando hace mucho que salieron de casa. Da igual que un partenaire sea elegido a ciegas o bajo un intenso coup de foudre, que diría Stendhal, pues se sabe que el amor es ciego. Da igual que el vínculo se sostenga en los fantasmas que se colocan mutuamente en el otro o en la estabilización que da hacer del compañero/a, el auténtico síntoma con el que se recorre la existencia.  Da igual.

Cuando el fundamento de una pareja encuentra en la mutua atracción una fuerza irresistible imposible de desanudar, no sirven de nada las recomendaciones de unos y otros, las llamadas al sentido común de amigos y parientes, ni el recurso al apoyo voluntarioso de consejeros familiares, terapeutas y demás figuras de nuestro momento. Cuando el remedio no es juntarse más ni separarse de una vez. Cuando el remedio no es alejarse un poco, cesar temporalmente la convivencia, como el feliz eufemismo real. Cuando tampoco apetecen otros entretenimientos amorosos, pues ninguno tiene el marchamo de ‘a tope’ del divertimento de este pegajoso amor de guerrillas. Cuando no sirve el encuentro con terceros. Cuando ya se ha probado de todo y nada ha resultado, entonces sabemos que estamos ante una pareja de amigos, de conocidos o de vecinos más o menos próximos, que no pueden sino decirse el uno al otro, reconocerse, que ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio.

Es uno de los peores escenarios, que por si fuera poco, cursa con un modo de funcionar que causa estragos y heridas a todo el que se acerca. Así que mejor, alejarse.

Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio: contigo porque me matas; y sin ti porque me muero. Tal es el veneno inoculado desde el primer instante y ninguna la vacuna hallada en farmacia alguna.

Carlota a Werther, al final de la novela: “esto no puede seguir así”. Es la misma frase que muchos han escuchado a un familiar, un amigo, unos conocidos, unos compañeros de trabajo: “así no vamos a ninguna parte”. ¿Cómo hacerles ver que el viaje siempre conduce a ninguna parte? ¿Cómo inocularles la suficiente lucidez como para no esperar demasiado el uno del otro sino acaso el sin-sentido normal de toda existencia injustificable?

El ni contigo ni sin ti, pudo ser un invento antiguo, pero encaja a la perfección en las parejas de nuestro tiempo.

 

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