viernes, 23 de febrero de 2007

Píldoras de la felicidad



Por nuestras calles y centros de trabajo de momento no hay máquinas expendedoras de píldoras de la felicidad. Pero una empresa francesa, Verizan, parece que ha decidido instalar este tipo de artilugios con la finalidad de que por unos módicos céntimos de euro, se puedan adquirir unas píldoras que tienen como finalidad estados de felicidad y bienestar, en un trasfondo de mejorar el rendimiento y la productividad.

En un momento en que el consumo de píldoras de todo tipo se dispara, en el que el arsenal de pastillas que empiezan a poblar las casas es descomunal, la noticia de la instalación y venta de píldoras no nos sorprende. Crece exponencialmente el número de los ‘lexatinados’, de los ‘tranquimazinados’, hasta la alarma de las autoridades sanitarias que aconsejan frenar la automedicación. O que hacen chistes como el responsable de la Generalitat que declaró hace unos meses aquello de que ‘tristemente se recetan demasiados antidepresivos’.

Y lo más curioso de todo es que los propios consumidores de píldoras de la felicidad, o si se quiere de píldoras que combaten la tristeza, y las afecciones del espíritu, se encuentran a la larga con la paradoja de que su estado moral permanece incólume años más tarde.

Se sabe de los pastilleros adolescentes y juveniles: una plaga. Una bomba de relojería, pues, empezamos a conocer los efectos de este tipo de consumos en los cuerpos y en las mentes de estos jóvenes, que empezaron a consumir pastillas a los trece años, y hoy, en palabras de alguno de ellos: “estoy colgado”. Se sabe de los deportistas y el uso de sus estimulantes, y de sus efectos a la larga. Se sabe de cómo muchos estados se modifican también con efecto placebo, es decir, con píldoras que imitan en su forma a las reales, pero que son simples pastillas de leche de burra, como las que comprábamos en la maripetri y en laperea o en el cine losluises los domingos. Este efecto placebo es clave: da igual el contenido, pues lo que funciona es la vieja sugestión de siempre. Funciona en el momento. Como funciona la píldora tranquilizante: en el momento y hasta que dura sus efectos. Después, todo sigue igual.

Todo funciona dependiendo de quien sea la persona que lo indica y de los efectos de contagio. Cómo tragarse bien la píldora, lo que a otros les ha sucedido, el consejo, el susurro, la persuasión, todo ello es puro texto, puro lenguaje, y tiene más eficacia aún que la pura química, que el mutismo de tragarse la píldora y sus efectos en los neurotransmisores. Hay que leer El hechicero y su magia”, de Lévi-Strauss, un clásico, para darse cuenta de este tipo de manejos, ya sabios entre nuestros antepasados.

El esfuerzo sostenido en el tiempo de pelear por la felicidad, la propia y la de las personas de nuestro entorno, hacer el bien, vivir con intensidad la vida, guiarse por una ética que no excluya al otro, eso puede sustituirse por la compra de la píldora de la felicidad.

El horizonte de esclavitud es claro: se puede comprar la felicidad de fin de semana vía pastilla de éxtasis, nuevo amo. Se puede producir más en el trabajo, no por el bienestar social y la satisfacción del deber cumplido, sino por un estado artificial adquirido a módico precio en la máquina expendedora.

¿Nos acostumbraremos a los nuevos tiempos o les combatiremos? Todo parece empujar a la batalla sin descanso, la pelea por la palabra, por la conversación, por las reuniones, por las conferencias, por el estudio, por los libros, por la educación.

Hay que hacer ver que la feliz y fácil píldora tragada hoy es el anuncio de la infelicidad de mañana, y de las nuevas formas de dominación y de segregación.

©DIARIO PALENTINO, publicado el jueves 16 de febrero de 2006.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante este punto de vista, por lo que espero que haya dentro de poco algún comentario más al respecto. Hace no mucho tiempo, dando un curso en Bangalore,porque los de Palencia aunque no somos para nada de Bilbao, estamos donde queremos, incluso en Bilbao, comentaba un hecho acerca de la sabiduría y ponía en el punto de la discusión esta idea que lanzaba San Agustín de Hipona, allá por el inicio del siglo V: "... La sabiduría nace del humilde y en la humildad está la clave de la felicidad". Hoy es un poco dificil entrar en esta discusión, cuando lo principal es el éxito, auqnue a veces se crea que se llega a él a través del éxtasis.

Anónimo dijo...

Me extraña que haya sido una empresa francesa la impulsora del tema, les tenia por mas civilizados, al fin y al cabo, Francia, como España, siempre ha sido una cultura del vino, buen productor de bienestar.
Lo que les falla son los bares, les falta cultura de calle, en gran parte de Europa, el euforizarse con alcohol, es un acto privado, casi una masturbación.
Cuando nuestro silencio habla y se hace demasiado obstinado, la solución de acorcharlo con pastillas nos puede parecer atractiva por lo sencillo y rápido, pero no por lo eficaz.
Estoy de acuerdo con que solo la palabra puede expulsar de nosotros esa incomoda sordina.
Gracias sean dadas porque aquí aún tenemos tiempo y ganas de reunirnos los amigos a trasegar algún vaso y acuchillar la soledad, no con el vino, sino con la conversación y la compañía.