martes, 20 de febrero de 2007

Más de lo mismo


El regreso a la rutina tras las vacaciones nos acerca a ese viejo dicho del ‘más de lo mismo’, o si se quiere, al ‘no hay nada nuevo bajo el sol’. Esto será desde luego del agrado de los amantes del orden y las secuencias repetidas, le encantará al obsesivo ordinario, que teme de todo cambio sea el que sea. Pero descorazona al inventor, al innovador, al amante del ingenio y la creación.

Leí esta mañana en un blog un chiste que explicaría ese deseo de rutina. “Oye Venancio, tu mujer te engaña con un desconocido. Va Venancio corriendo a su casa y al poco rato regresa diciendo: no es un desconocido, es el mismo”. Seguro que Kaque, palentino listo donde los haya, se le sabía, y podrá alardear del último. Porque en materia de chistes, Kaque siempre tiene ‘el último’.

La lógica del discurrir de la vida social en estas pequeñas ciudades de provincia conduce a esa repetición año tras año. Incluso se usa como fuente de persuasión, que tal cosa se hace, porque ya se hizo así el año pasado. Como si las cosas tuvieran que ser idénticas año tras año. Pero es fuente de autoridad: la tradición. Es así de toda la vida, se dice. Siempre se hizo así. Es una tradición que se remonta a años inmemoriales. Todas estas frases nos sitúan ante un escenario de amor a la repetición. Es decir a un escenario repleto de mentes obsesivas: nada de sorpresas ni de desviaciones, no sea que llegue lo que temo, es decir, lo que no llega sino una vez en la vida.

Por eso, los más intrépidos, buscan nuevas sensaciones, e idealizan a las grandes ciudades en las que cada nueva temporada los diseñadores, los creadores, los inventores de nuevos estilos, los creadores de tendencias, los artistas en general, llevan la voz cantante y gozan del aprecio de los sectores más vivos del cuerpo social.

Los creativos se echan de menos en estas latitudes, especialmente cuando llega septiembre, cuando llega lo que los franceses denominan la rentrée.

Sería bueno que los mejores de entre los más jóvenes regresaran de vacaciones y desembarcaran en las pequeñas poblaciones de nuestra sufriente Castilla para lanzar sus renovadas ideas. Sería el agua de mayo para una tierra que ve partir a sus jóvenes. Les animaría a quedarse a construir algo nuevo juntos. Pero la afición por las enemistades, los cotilleos, la descalificación del otro, del que se sale de lo establecido, hace muy difícil la aventura del que tiene las ideas. Es ésta una tierra que desconfía de lo nuevo y ama la paralización del tiempo e iguala los ciclos económicos a los ciclos agrícolas, de suerte, que todo al final se aparca ‘para el año que viene’.

Una idea original mueve multitudes, y desplaza el tedio. Un esfuerzo colectivo, tan necesario en esta época del individualismo generalizado, precisa del inventor de nuevas realidades. De nuevos escenarios, sociales, políticos, periodísticos. De nuevos modos para unas pequeñas ciudades que están pidiendo a gritos algo que las saque del derrumbe.

Mucho me temo que al vecino ilustrado, a tenor de lo que se anuncia como novedades en la vida social y ciudadana, una vez más septiembre le va a deparar más de lo mismo.

©DIARIO PALENTINO, publicado el 7 de septiembre de 2006.

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