jueves, 16 de abril de 2020

Aburrimiento



Aburrimiento

El adolescente que durante un día entero contempla una rosa mientras guarda un carnero en un prado, en Marrakech, sin llegar a aburrirse, ni siquiera a imaginar lo que es el aburrimiento, desmiente a Leopardi, a cuyo pastor el tedio asalta mientras yace ocioso. Introducir el afecto del aburrimiento con esa fórmula de adolescente contemplativo de Los pensamientos del té (Guido Ceronetti) indicaría que saber aburrirse con elegancia es un arte, una disciplina fértil.
La palabra aburrimiento aparece en inglés (boredom) en 1750, pero en la literatura en 1852 con Dickens y su Casa desolada, en expresiones como “muriendo de aburrimiento, “la enfermedad del aburrimiento”, “el dragón del aburrimiento”. Es verdad que hoy se oye mucho lo de “aburrimiento mortal”.
Freud no habló de aburrimiento, simplemente trabajaba en la vertiginosa Viena de 1900. Séneca escribió del hastío de las riquezas, Montaigne del hastío que causa la saciedad, y Lacan, de “palco reservado al aburrimiento del Otro”, marcando esa maniobra del sujeto obsesivo, quien enmudece a su Otro y lo sienta a cronometrar sus hazañas, pero sobre todo construyó una barroca serie lógica: “el deseo, el hastío, el enclaustramiento, la rebeldía, la oración, la vigilia…, el pánico”. Todo ello apunta a invocar a un otro lugar, al del sujeto del inconsciente, siempre residente afuera.
El aburrimiento en la escuela, (Moncada) puso de manifiesto lo poco que había cambiado la fisonomía de un aula colegial, sentenciando en el exordio que el aburrimiento en la escuela preparaba para el aburrimiento en el trabajo. ¿Pero qué tiene de malo aburrirse?
Bien. Pues en el actual confinamiento, la queja del “me aburro” resuena en su esplendor. Denota que predominan las vidas exteriores, el empuje a vivir vidas ajenas, y se frecuenta menos la vida interior, el placer de la conversación interior, el amor por el juego de la imaginación, el pensar libre y la desbordante fantasía. A mayor geografía interior menos tedio y menos exigencia de dis-tracciones, entre-tenimientos,  mata-ratos.
Como al adolescente de Ceronetti, una rosa bien contemplada espera.

 Columna publicada en DIARIO PALENTINO. 16.04.2020. 

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