domingo, 15 de enero de 2017

Conferencia Inaugural del Ateneo de Palencia



"De 1876 a 2016: el deseo decidido de fundar"

(foto de Toño Pariente, entrego previamente mi conferencia al socio fundador más longevo, 91 años, don José Silva, ingeniero químico e industrial palentino, Ferretería SILVA)

http://ateneodepalencia.com/conferencia-inaugural-de-fernando-m-aduriz



CONFERENCIA INAUGURAL DEL ATENEO DE PALENCIA 10 de diciembre de 2016

Volver a nacer es una expresión al uso. La referimos cuando salimos de un gran susto, o de un impasse en nuestra vida. Amanece que no es poco esa película de culto tiene un momento memorable. “Tú eres necesario, los demás son contingentes”, en referencia al gran Faulkner, divide las aguas entre quienes portan anécdota y quienes son básicos. Me voy a referir a los aquí presentes, pero también a la memoria de quienes ya no están, y a los palentinos en la diáspora que nos están siguiendo en streaming desde ciudades tan dispersas como Baltimore o Noruega o París, mi emocionado recuerdo y saludo a todos ellos, porque son nuestros necesarios, y la contingencia de que laboran fuera de la calle mayor no impide que hoy con el Ateneo que vuelve a nacer estemos más unidos que nunca.

     Decía Jacques Lacan, el genial psicoanalista francés, que “toda carta llega a su destino”. Básicamente porque el auténtico destinatario de toda carta es uno mismo. Pero también porque toda carta halla tarde o temprano destinatario aun cuando el remitente tuviera otra intención. También es una carta lo que Teófilo Ortega, el último secretario del Ateneo de Palencia de 1926 envía a Diario Palentino, y hoy, en 2016, palentinos que amamos Palencia como él, leemos. Es la carta de no dejar caer un Ateneo. Hemos tenido un pequeño retraso de 90 años en la lectura de esa carta. Pero aquí estamos.

     Y ¿qué le pasaba a aquel Ateneo de 1926?, ¿por qué no siguió?, pues conocemos poco de aquello porque el Ateneo que se funda en 1876 por Ricardo Becerro de Bengoa tenía un archivo que se ha perdido. De suerte que lo que conocemos se lo debemos al esfuerzo, interés y buena investigación de nuestro socio fundador, e historiador y editor, José Luis Sánchez.

    Su libro, hoy agotado, que tituló El Ateneo de Palencia, escrito hace 27 años resume lo que aparece en los periódicos de la época. Que en Palencia había en 1876 14.000 habitantes, que se habían fundado ya los Ateneos de Madrid, (1835), de León (1856), y que el de Palencia se funda en 1876, muy cercano y sostenido en etapas diversas por la Asociación Económica de Amigos del País. Con desigual vida hubo entonces tres etapas, 1877, 1908 y 1924, tres momentos de la vida del Ateneo. Vamos a por el cuarto, si se quiere. La mayoría de los ateneístas eran o miembros de la administración o profesionales liberales.

     Ocupaba unos caserones donde hoy se encuentra el edificio de Hacienda. Disponía de una Revista. Hemos sabido estos días de la iniciativa de la Biblioteca Pública palentina de la compra de la versión digital de los ejemplares de esa Revista que pertenecen a la Biblioteca Nacional, y que según nuestra Biblioteca tendrá gran valor para conocer la vida local de la Palencia del último cuarto del siglo XIX.
Aquellos primeros comienzos sirvieron para que Palencia conociera la presencia de Unamuno, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y Valle-Inclán, intelectuales que vinieron a dar conferencias. La idea de los fundadores del Ateneo de Palencia era agitar la vida intelectual, preocupándose por los niveles de alfabetización, impartiendo ellos mismos decenas de conferencias, contribuyendo a crear la Biblioteca Pública, La Escuela de Artes Aplicadas y Oficios y el Observatorio Meteorológico.

     Aquellos ateneístas tenían una media de edad de entre 25 y 40 años. Muy jóvenes para hoy. Fueron en cada época en torno a un número de ateneístas palentinos de 200, cuanto más en febrero de 1877, que llegaron a ser 243. Que en 2016 ya seamos 251, cuando aún no tenemos ni sede, demuestra lo certero de la expresión deseo decidido.

     Deseo dubitativo es el reverso de deseo decidido. Que desde la primera de nuestras reuniones, el 29 de septiembre de 2016, en el Congreso de los Diputados invitados por Miguel Ángel Paniagua, tanto Javier Cantera como Ion Antolín no dudaran un segundo, y que la incorporación una hora más tarde de Aída Acítores, nos deparara su rapidez para visualizar que podríamos fundarlo precisamente hoy, 140 años justos de la primera fundación demuestra deseo y decidido. En 1876, Ricardo Becerro de Bengoa escribe en la Revista Quincenal: “Consideramos que será para siempre una fecha memorable la del 10 de diciembre de 1876, en cuyo día quedó fundada nuestra Asociación científica, literaria y artística. Así lo ha entendido el vecindario que unánime muestra su satisfacción al tratarse del ATENEO, y así nos lo repiten los amigos y los hijos de esta ciudad, ausentes, que desde lejos envían sus parabienes por medio de lacónicos y calurosos telegramas y de entusiastas cartas”. Hoy se cumplen 140 años de aquel 10 de diciembre. Pero Ricardo Becerro de Bengoa no era la primera vez que trataba de fundar un Ateneo. (Como nosotros cuando leemos el libro de José Luis Sánchez, prestado por nuestro amigo Albano de Juan, siempre pensamos en que un Ateneo era una gran cosa.) “Cuantas veces, desde hace algunos años, tratamos de instalar y asentar aquí sobre bases seguras ese centro de cultura, tan acariciado en los pueblos civilizados, se nos contestaba con la triste e impotente afirmación de que no estaba Palencia preparada para sostener las exigencias de la vida de un ATENEO.”

     Asentar sobre bases seguras. No hay mejor base que el deseo decidido. Una institución con deseo puede subsistir, una Institución con burocracia mata el deseo.

     Continúa RBB: “Si Palencia no animaba los elementos que tenía en su seno debiera irse muriendo poco a poco, al perder de día en día su actividad y sus esperanzas...” Esas palabras de 1877 son las mismas que nos animan hoy a todos nosotros en 2016. No perder actividad y sobre todo no perder la ilusión de que las cosas van a ir a mejor. Este rayo de esperanza, de ilusión de cambio le hemos escuchado estos dos meses desde aquel 29 de septiembre madrileño en el Ateneo de Madrid: hemos visto brillar los ojos de los más jóvenes cuando les hemos convocado a esta empresa de refundar el Ateneo, lo hemos visto en las lágrimas de las personas mayores, en la humildad de tantos palentinos que han declinado en primera instancia la oferta de sumarse a la fundación porque no se sentían preparados intelectualmente, ignorando así que el saber es una construcción social y colectiva, y que nadie es más que nadie, puesto que todos somos contingentes si no nos hacemos los necesarios.
RBB finalmente da con las palabras clave: “Era necesaria una violenta sacudida de la energía intelectual para fomentar el espíritu de asociación”. Había afirmado líneas arriba que el aislamiento individual no había producido jamás nada bueno, nada útil ni nada honroso. Es nuestra idea fundacional de 2016: en la época que nos toca, el goce individualista comanda la operación y al vida de las gentes, es necesaria una sacudida de apuesta por el asociacionismo, por el lazo social, por el entre-todos, sin el borramiento de las diferencias individuales, sin cerrar la singularidad subjetiva de cada uno de nosotros, cada uno con su síntoma, cada loco con su tema, (¡todos locos!), pero asegurándonos de que nadie quiera imitar la locura del de al lado (genialidad que escuché a Jacques-Alain Miller), la vida de goce encerrado, de cultivo de jardín a lo Rousseau, de incomunicación, de relación particular con los objetos, ha hecho crecer como nunca en la historia, y seguirá, el aislamiento individual que denunciaba RBB, la enfermedad del amor propio. Frente a ese cuerpo doctrinal del individualismo, nuestra apuesta de 2016 por un ATENEO, es la apuesta por Nada sin amigos; por no retroceder por la aparición tarde o temprano de las pasiones fundamentales del ser, el amor, el odio, la ignorancia, que visitan toda Institución y que producen crisis, fracturas, encontronazos, rivalidades imaginarias; la apuesta por el crecimiento común, por lo común; por los proyectos sociales, por los proyectos científicos que ayuden; por la vida artística que haga más humana la convivencia, y más bella la vida.

     Una ciudad con ATENEO será más amorosa, menos hostil, menos bronca, más amorosa, más de la lógica femenina del ser, del desarrollar el ser y el espíritu, que de la lógica masculina del tener, que aburre con su exhibición de dominio.

     Un acto de fundar incorpora una transformación. Al salir de este Paraninfo no seremos ya los mismos. Un acto no es una acción más de las muchas que hacemos cada día. Un acto tiene la estructura del Alea jacta est. De ya nada es igual. Un acto de fundar es una losa y una enorme responsabilidad para los fundadores: de ahí la enorme alegría de saber que somos 251 a repartirnos esta losa. Responderemos de este Acto entre todos, somos todos responsables de este desastre, que se va a llevar por delante buena parte del tiempo que dedicábamos a nuestra vida personal, de este Paraninfo y de las ciudades de los palentinos en diáspora, hoy en directo por nuestra web, saldrán los futuros presidentes y directores de Sección y miembros de las Juntas de los próximos años. Si nuestra empresa naufraga, todos seremos responsables. Si nuestra Empresa navega sin miedo durante todo nuestro siglo XXI, todos podremos decir, yo estuve allí en el Paraninfo, en directo o en streaming, yo, junto a otros muchos fundé el Ateneo de 2016.

    Dentro de no tanto muchos de nosotros ya estaremos amortizados.
     Pero los más jóvenes presentes, dentro de cincuenta años aún recuerden este día, y quizá puedan decir a los socios de entonces, que una vez allá por 2016, una inmensa minoría de palentinos dijeron que 90 años eran más que suficientes para no responder a la carta de Teófilo Ortega. Y que en 2016 un puñado dijeron no pasarán, no pasarán aquellos que pretendan echar a dormir a la ciudad que tuvo Ateneo en 1876, Universidad en 1233, vapor en 1860 y AVE en 2015.

    La quinta del Paraninfo será historiada y recordada como un puñado de sólo 251 mujeres y hombres jóvenes, jóvenes de diferentes edades, que una mañana de diciembre se confabularon para su particular “No pasarán”. No pasarán los agoreros que han decidido la muerte de las pequeñas ciudades, ciudades que se les quedan pequeñas (para sus egos). Puñado de gentes inclasificables, procedentes de todas las corrientes ideológicas, plurales, diversos, pero reunidos bajo un mínimo objetivo común: no estarse quietos, gente peleona por su ciudad, por atraer a quienes hacen pensar o soñar.

     Y se reunieron en un Paraninfo del Instituto más antiguo, donde diera clases Becerro de Bengoa, (cuyo sobrino nieto es socio fundador hoy), y Casilda Ordoñez, (cuya hija preside hoy nuestro Ateneo) y Esperanza Ortega (hija del último secretario del Ateneo de 1926, y socia fundadora hoy), y Jesús Coria, (actual director de este Instituto y socio fundador hoy) por señalar sólo cuatro profesores de distintas épocas de este Instituto, en un Paraninfo emblemático de la ciudad en la que los 251 nacieron o trabajaron o la adoptaron como propia, pero a la que entre todos la amaron para que ella sola no muriera, para que volviera a nacer un Ateneo que nunca debió perecer. Hoy hacemos nacer (como quinta desigual, deslocalizable, inclasificable, la quinta del Paraninfo, que incomprensiblemente para los tiempos de la enfermedad del éxito y del amor propio, no quiere ningún ápice de protagonismo, ni va a ensalzar el culto a la personalidad de ningún líder carismático, sino que va a fundar un Ateneo que tenga como ley ser una institución no jerárquica y con el saber disperso, no totalizado en nadie, como corresponde a la estructura de ideas del siglo XXI, con la soberanía compartida al máximo, enunciando el nosotros para todo), en nuestro particular Fuenteovejuna, todos a una, hacemos nacer y fundamos entre todos, y uno por uno, un Ateneo que desde ahora podrá decirse que es el símbolo de la lucha de una ciudad pequeña, el espíritu de quienes a lo largo de su historia no se han rendido como esa aldea de Asterix, resistentes y sitiados, pero apoyados desde el exterior por la artillería de la Palencia de la diáspora. Palentinos que están también en esta quinta del Paraninfo, desde los lugares más recónditos soñando este sueño romántico de perseguir un ideal inalcanzable, pero soñable.

    Dentro de sesenta años, si se mantiene esta efemérides y cada 10 de diciembre conmemoramos la fundación del Ateneo, ya habrá cumplido desde 1876, doscientos años de vida, y entonces, quizá, alguno de los más jóvenes presentes... pueda decir que fue uno de los que se confabuló frente al miedo y la indolencia, apostó por el deseo de compartir con el de al lado lo poco (o mucho) que iban sabiendo, sus lecturas, y sus escritos, su arte, su ir pasando las horas..., y formando parte de una quinta, repleta de gentes de todas las generaciones, abuelos y nietos, amigos y colegas, compañeros en otros grupos y asociaciones, vecinos y trabajadores, profesionales y currantes, se armaron de razones y fueron llegando al Paraninfo. Un puñado desigual en todo, pero igual en algo: quisieron emular a los primeros ateneístas y decidieron agitar la vida intelectual de su ciudad. Quizá al mirar a los ojos a uno de estos jóvenes veinteañeros presentes veamos esa inmensa minoría de la que hablaba Juan Ramón Jiménez, la inmensa minoría que fundó el Ateneo de 1876, que trató de sostenerlo en 1926, y que noventa años más tarde logra recuperarlo para su ciudad.

     Enhorabuena a todos y cada uno de nosotros, y larga vida al Ateneo Científico, Literario y Artístico de la ciudad de Palencia. Muchas gracias. 



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