viernes, 28 de diciembre de 2012

Balances

                                 

En esta fecha el balance se impone. No hay área que se resista a ser escrutada, ya sea la literatura, la vida política, la economía. Y tal es la inercia, que eso ha llegado además a la vida personal, al amor, a la intimidad. Todo pasa por esa apropiación de saber impúdica que es la evaluación generalizada. Ocurre que todo ese batiburrillo esconde algo, y es que enmascara todo aquello que se resiste a la prueba de un examen. Y es justo que las mejores experiencias de la vida, las más hondas, se oponen a ser medidas, sencillamente porque no es posible llevar a la cifra lo que es indescifrable, de apegado que está a lo mejor de la vida, nuestra propia versión de los hechos, nuestra subjetividad. 


Un yo que quepa por las puertas, un ego de andar por casa tolera muy bien echar la vista atrás y reconocer humildemente el error, los momentos menos prestigiosos, las ocasiones falladas, el ridículo que hicimos y la estopa de nuestros traspiés más habituales por repetidos. Un yo normalito, lo justo para sostenerse, no tiene ningún problema en reconocer esas miles de veces en que no supimos estar a la altura, razón por la que no suele engañarse, ¿para qué? Son esos egos de capitán general con mando en plaza los que hacen balance para salir victoriosos, ellos y los grupos que comandan, incluidas las instituciones públicas, hasta el punto de que la valoración final siempre finaliza con la coletilla de "balance positivo". 


Es decir que son egos que siempre aprueban, y si no fuera por una pizca de vergüenza que suele anidar en los más sensatos, incluso con buena calificación.


Otro tanto se puede decir de los propósitos de año nuevo, de las programaciones, de los objetivos. Es agua del mismo río. Por mi parte sigo eligiendo la prudencia de la improvisación.


Los años tienen siempre lo mismo. Desgracias, temores, enamoramientos, alegrías, desánimos.


2012 ha sido el año que vivimos como pudimos, o como nos dejaron. El año en que despedimos a algún ser querido, el año en el que conocimos a alguien increíble, el año en el que acogimos a un nuevo ser humano, el año en que fuimos un poco menos ignorantes, y quizá un poco más buenos, y un poco más solidarios.


2013 será parecido. Lo viviremos como podamos, como nos dejen y como nos apetezca. Viviendo, dejando vivir y ayudando a vivir.


Me niego a hacer balance. La lucha continúa.


Publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 27 de diciembre de 2012

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