jueves, 15 de marzo de 2012

Padres 2012


Cuestionados, ninguneados, los padres de nuestro siglo hacen lo que pueden para cumplir con su función, y saben que siempre dependerán de ser autorizados y presentados simbólicamente, de que alguien externo a la función paterna les dé paso, les otorgue credibilidad, respete su autoridad. ¿Por quién autorizados? Por las madres. En buen número, hoy, optan por no conformarse con ser madres y quieren también ser padres.

Ay, la autoridad. ¿Dónde quedó ese bella capacidad para avergonzar tan inherente a quien encarna ese rol? La autoridad del padre, hoy, se quita con la rapidez con que se quita un sombrero. La quitan los abuelos, la quitan las mujeres, la quitan las madres. Y finalmente son los propios padres quienes retroceden cuando tienen que ejecutar un acto donde se puede poner de manifiesto su autoridad.

Así las cosas, al margen descerebrados y autoritarios, ocupar esa función de padre requiere su valor para una época que ha entronizado al goce frente a los ideales, en franca retirada.

En el reparto parece que ha de ser el padre quien haga de último dique. Como quiera que la presión para sacar adelante el propio goce, el de las mujeres, el de su majestad el niño, y el de los adolescentes perpetuos, es tan apabullante, el padre dimite, mira para otro lado, y finalmente es el juez, nuevo padre del grupo social, quien tiene que hacer de freno.

Dedicarle un día al año a esas figuras de padre no deja de ser un buen chiste para los tiempos que corren. El antiguo 'pater familias' podía sostener un clan, hoy los seguros de vida son más consistentes que el sostén paterno. Pese a lo cual, algo ha de haber de enigmático en la propia posición paterna para que pueda aún sostener a duras penas el edificio de las familia hipermoderna, un semblante del que se puede prescindir a condición de valerse de él, lema de un Congreso en Roma de recuerdo imborrable para mí. Y Roma no era una ciudad cualquiera para hablar de estas cosas.
¿Cómo usar del padre? Los usos del significante 'padre' pueden ser muy valiosos. Especialmente en dos edades clave, los cuatro y los catorce años. Otra cosa es que al padre lo dejen funcionar.

Artículo publicado en DIARIO PALENTINO el jueves 15 de marzo de 2012

1 comentario:

Pater monofamilias dijo...

Bien, un artículo claro, conciso, muy adecuado a la fecha y valiente.
Agustín.